Los científicos finalmente podrían tener una respuesta que les ha sido elusiva por años: ¿los organismos sin cerebro pueden dormir?. Una investigación sobre una forma de vida primitivas que habitan en el agua llamado Hydra Vulgaris parece tener la clave.
El estudio muestra cómo estas diminutas criaturas pueden entrar en un estado similar al del sueño a pesar de no tener cerebro, y eso podría enseñarnos mucho sobre cómo los animales desarrollaron la necesidad y la capacidad de dormir.
Además, el equipo detrás del estudio encontró que los químicos que provocan somnolencia en los seres humanos tenían el mismo tipo de efectos en la Hydra Vulgaris, lo que sugiere un vínculo biológico entre las especies a pesar de las grandes diferencias.
El equipo no estaba seguro de lo que encontraría en los especímenes más simples de Hydra Vulgaris, que tienen nervios pero solo en una forma primitiva y descentralizada.
La exposición de las hidras a la melatonina y al neurotransmisor inhibidor GABA, que provocan el sueño en muchos animales, incluidos los humanos, los hizo ‘dormir’ durante más tiempo. Por el contrario, la exposición a la dopamina, que generalmente despierta a los humanos, aumentó la actividad del sueño en las hidras.
“Si bien algunos mecanismos del sueño parecen haberse conservado, otros pueden haber cambiado de función durante la evolución del cerebro”, dice Itoh.
Experimentos adicionales con vibraciones y cambios de temperatura perturbaron el sueño de las hidras. Al igual que sucede con los humanos, durmieron más al día siguiente de ser perturbados. Y la interrupción del sueño incluso interfirió con su proliferación celular.
La expresión de 212 genes se vio alterada por esta interrupción del sueño, incluido uno llamado PRKG: una proteína vinculada a los patrones de sueño en muchos animales, incluidos ratones y moscas de la fruta. Existe la posibilidad de que más estudios revelen genes que aún no sabemos que están conectados con el proceso del sueño en una amplia gama de animales.