(EFE).- Integrantes del grupo de 30 artistas y creadores cubanos participantes en un inédito encuentro con autoridades del Ministerio de Cultura (Mincult), en el que exigieron el cese de la censura y la represión contra el gremio, ven posible seguir el diálogo pero lamentan no ver aún demandas cumplidas.
La reconocida artista visual Tania Bruguera dijo en una rueda de prensa este domingo que el grupo llevó a la reunión de la víspera, encabezada por el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, varias demandas previamente consensuadas y aprobadas por el colectivo, como el derecho a la libertad de expresión y creación, y también a disentir.
DEMANDAS INCUMPLIDAS
El primero de sus reclamos fue la liberación del rapero Denis Solís, integrante del opositor Movimiento San Isidro, y con ese fin pidieron una revisión del proceso judicial por el cual fue condenado a ocho meses de cárcel por el delito de “desacato” en un juicio sumario, según explicó Bruguera.
El encarcelamiento de Solis desató una protesta pacífica -incluida una huelga de hambre- de un grupo activistas vinculados al Movimiento San Isidro, que se atrincheraron por más de una semana en una vivienda de la icónica Habana Vieja para pedir su excarcelación -entre otras reivindicaciones- hasta ser desalojados por la fuerza por efectivos policiales en la noche del pasado jueves.
La artista señaló que pidieron al viceministro Rojas que “ejerciera su poder y sus contactos con el Ministerio del Interior para salvar la vida de un artista cubano, que es su responsabilidad” pero “creemos que ha sido roto ese pacto”, luego de que les comunicara que debían presentar un recurso legal.
Se refería a la situación del activista Luis Manuel Otero Alcántara, uno de los líderes del Movimiento San Isidro que se declaró en huelga de hambre, no fue devuelto a su casa tras su detención y se encuentra actualmente en un hospital.
SIGUE EL ACOSO, SEGÚN LOS ARTISTAS
Otra de las peticiones del grupo de artistas que, según Bruguera, no ha sido respetada es el cese del “acoso, asedio, hostigamiento, difamación, de los artistas que piensan diferente”, al ver publicados menos de 24 horas después artículos en sitios pertenecientes al Mincult y la televisión estatal en los que se tacha a los artistas de “mercenarios” al servicio de Estados Unidos.
“Hay actualmente un grupo de artistas, periodistas independientes y críticos de arte que están rodeados y no pueden salir de sus casas” por un operativo policial, denunció, citando como ejemplo a la activista Anamely Ramos.
El colectivo, que incluyó como invitados al cineasta Fernando Pérez y al actor Jorge Perugorría, refirió que entre los resultados de las conversaciones con el Mincult está la posibilidad de abrir un canal de diálogo entre las instituciones y los artistas.
Además hablaron del propósito de establecer una tregua con los espacios independientes donde se reúnen los artistas, para que no sean hostigados, y garantías de que no habrá represalias para los participantes en la concentración frente a la institución ministerial.
El realizador de televisión Juan Pin Vilar, otro de los asistentes al contacto con la institución cultural, destacó que en este primer encuentro con artistas independientes “lo que sucedió ahí tuvo otra temperatura y cada uno expuso sus puntos de vista sin discusiones frontales”.
“La puerta del diálogo está abierta, pero ellos tienen que dar el paso. Queremos cambiar el orden de cosas que impide nuestras libertades. Estoy dispuesto al diálogo porque este país lo necesita y no se puede continuar criminalizando a los artistas”, declaró Vilar.
Durante más de doce horas permanecieron apostados frente al Ministerio de Cultura en La Habana unos 300 artistas e intelectuales cubanos a la espera de respuesta a una protesta pacífica por los sucesos de los últimos días.
La concentración de más de 300 artistas -un hecho sin precedentes- iniciada con una decenas de personas al mediodía del pasado viernes terminó en horas de la madrugada del sábado tras la salida de la delegación de dialogantes con un preacuerdo en el que el Ejecutivo prometió establecer un diálogo con una agenda de trabajo múltiple.