La Catedral de Santa María de la capital burgalesa ha sido testigo este sábado de la apertura del Año Jubilar concedido por el Papa Francisco a la ciudad con motivo de los 800 años de la colocación de la primera piedra de la Seo en 2021.
El acto, al que han asistido unas 400 personas y en el que se han mantenido las distancias de seguridad exigidas por las autoridades sanitarias, ha estado presidido por el arzobispo Fidel Herráez, que se ha despedido de la Diócesis de Burgos tras cinco años en el cargo, para dar el relevo a Mario Iceta, quien ocupará su lugar en los próximos días.
Al acto han acudido numerosos representantes eclesiásticos y de la sociedad civil y política de la ciudad, la provincia y Castilla y León, entre ellos el consejero de la Presidencia, Ángel Ibáñez; el alcalde Daniel de la Rosa; y el presidente de la Diputación Provincial, César Rico.
A las 11.00 horas, y bajo el repicar de las campanas del templo, se ha desarrollado una breve procesión desde el interior de la Catedral hasta la plaza de Santa María, donde el arzobispo ha abierto la Puerta del Perdón, un acto con el que se ha dado por inaugurado el Año Santo.
A continuación, se ha iniciado una celebración litúrgica en el altar mayor, desde el que Fidel Herráez, con las manos juntas, ha invitado a todos los fieles a participar de forma “activa y consciente” en la celebración.
La eucaristía ha estado marcada por el simbolismo y en la misma se ha recordado que en ella se podía otorgar indulgencia plenaria a todos los fieles presentes que estuviesen verdaderamente arrepentidos, se hubiesen confesado o lo vayan a hacer durante los próximos días.
La celebración, cuya colecta se destinará a las obras de misioneros burgaleses, ha concluido con unas palabras de despedida del hasta ahora arzobispo, quien ha puesto en valor el periodo en el que ha estado al frente de Diócesis de Burgos, marcado por la organización de los actos conmemorativos del octavo centenario de la Catedral en 2021.
Herráez ha hecho alusión, asimismo, a la “desgarradora” pandemia de la COVID-19 que azota al mundo y que marca el inicio de las celebraciones jubilares, a la vez que ha recordado que, a lo largo de la historia del templo catedralicio, se han vivido otros momentos “muy duros”, como la pandemia de peste que asoló la ciudad.
El acto ha contado con la participación activa de la Federación Coral Burgalesa, mientras que la decoración del templo ha corrido a cargo de la Asociación de Floristas de Burgos (Flojabur), que ha adornado con una guirnalda de grandes dimensiones la Puerta del Perdón como símbolo del Año Jubilar.
La Penitenciaría Apostólica, por esencial mandato del Santo Pontífice, concedió el Año Jubilar y su consiguiente indulgencia plenaria a Burgos con motivo de la celebración de los 800 años de la Catedral de Santa María.
La Catedral, la única en toda España declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad por sí sola, se comenzó a construir por el empeño de Fernando III y el obispo Mauricio y tras su finalización se convirtió en uno de los mayores exponentes del arte gótico en España, con claras influencias de la Europa de la época, cuyas corrientes llegaban a la ciudad a través del Camino de Santiago.
Agencias