Argentina produce anualmente 120 millones de toneladas de alimentos que podrían abastecer a 420 millones de personas. Esto demuestra que, a diferencia de países que están castigados por circunstancias geográficas adversas, en nuestro país, solo falta voluntad y organización.
Si las actividades que más están trabajando en estos momentos, (tuvieron un incremento entre el 10 y el 300% en pandemia), y las que más crecieron en los últimos 30 años, contribuyeran con solo el 0,04% de la producción, estaríamos decididamente abordando el principio de la solución. Esto le permitiría a 20.000 comedores y merenderos que le llegue por medio de una tarjeta sin intermediarios los recursos para la materia prima, que casi siempre tienen que salir a mendigar, o comprarla con sus magros ingresos familiares.
Julio González titular de Orali, Pyme familiar argentina y Padrino Fundador de la Asociación de Comedores y Merenderos “Soñadores unidos”, sostiene: “Un poquito cada uno no hace mal a ninguno” e invita a acompañar el proyecto de ley que dicha Asociación elevará al Congreso.
Estos comedores se sostienen gracias al voluntarismo que recae en las madres de los comedores que, sin tener salario, aguinaldo, vacaciones, obra social, ni derecho a enfermarse, tienen que poner de su bolsillo para que cada niño y adolescente pueda tener un plato de comida cada día.
“Que a uno le vaya bien no alcanza, si nos quedamos con los brazos cruzados mientras nuestros niños se van a la cama sin comer”, reflexiona.