Dublín, EFE.- Las grandes petroleras estadounidenses están “muy por detrás” de las europeas en su transición energética hacia un modelo de negocio de cero emisiones de carbono, un proceso en el que sacan mejor nota Eni, BP y la española Repsol.
Así lo indica un estudio publicado este viernes por el laboratorio de ideas “Carbon Tracker”, que sitúa a Repsol entre las tres mejor preparadas para afrontar este “reto existencial”, y pone a la cola a las estadounidenses ExxonMobil y ConocoPhillips.
La mayoría de las compañías europeas, señala el informe, están comenzando a adoptar un enfoque “más holístico”, rebajando sus previsiones sobre el precio del crudo y fijando objetivos climáticos “cada vez más ambiciosos”, lo que se refleja en “carteras de proyectos más conservadoras”.
Al tener en cuenta esos tres indicadores, ExxonMobil es una de las “menos preparadas”, pues sus objetivos climáticos son “débiles” y el “80 o 90 %” de su cartera de proyectos que siguen el modelo tradicional no será competitiva si se limita la subida de temperatura a 1,6 grados centígrados.
Ese porcentaje se sitúa entre el 40 y el 50 % para la italiana Eni y Repsol, y entre el 50 y el 60 % para la británica BP y la francesa Total.
También suspenden en este apartado la noruega Equinor (80-90 %) y la estadounidense ConocoPhillips (70-80 %), mientras que en mitad de la tabla aparecen la estadounidense Chevron y la anglo-holandesa Royal Dutch Shell, ambas entre el 60 y 70 %.
Tanto Eni como BP basan sus informes financieros en precios de hasta 60 dólares por barril, mientras que Repsol es más optimista y asume que los precios del petróleo alcanzarán los 68 dólares por barril.
ExxonMobil, ConocoPhillips y Chevron tienen objetivos medioambientales mucho menos ambiciosos y, al igual que otras empresas estadounidenses, no informan de sus expectativas sobre el precio futuro del petróleo a sus accionistas.
“Carbon Tracker” advierte que la demanda de combustibles fósiles deberá caer para poder cumplir con la metas climáticas y que solo los proyectos con los costes más bajos lograrán beneficios.
“La transición energética es un reto existencial que llega hasta el corazón de la estrategia de negocio y, en consecuencia, requiere un enfoque conjunto”, recomienda el estudio.
No obstante, apostilla, la mayoría de las grandes petroleras siguen dedicando recursos a proyectos que son incompatibles con el objetivo del Acuerdo de París de limitar a 2 grados el aumento de la temperatura del planeta a final de siglo.
Las compañías efectúan pronósticos sobre los precios del petróleo que anulan esa meta. El estudio identifica 15 proyectos valorados en 60.000 millones de dólares -aprobados en 2019- que corren el riesgo de convertirse en “activos abandonados” en un contexto de bajas emisiones de carbono.
Entre éstos, se cita el proyecto de gas natural licuado “Golden Pass” de ExxonMobil en EE.UU. (10.000 millones de dólares); el proyecto petrolero “Anchor” de Chevron y Total de (6.300 millones) en aguas profundas en Estados Unidos; o el proyecto de aguas profundas de BP, ExxonMobil y Equinor en Azerbaiyán (3.300 millones).
El informe recuerda que la pandemia de la COVID-19 ha demostrado que la caída de la demanda provoca el desplome de los precios y obliga a las compañías a tomar medidas, más aún cuando BP y Shell, por ejemplo, ya han sugerido que la demanda de crudo podría haber alcanzado su pico en 2019.
“Muy pocas áreas en los modelos de negocio de los productores de combustibles fósiles no se verán sacudidas por la transición energética. Líderes europeos como Eni y BP están reaccionado adoptando un enfoque cada vez más conjunto, mientras que Exxon y otras solo coinciden en rehuyen completamente la descarbonización”, observa en un comunicado Andrew Grant, coautor del estudio.