Una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó este martes a Argentina para conocer el plan económico del Gobierno y sentar las bases para renegociar la financiación del préstamo de 44.000 millones de dólares otorgado por el organismo en 2018, cuando se desató una recesión que aún dura.
La directora adjunta del departamento del hemisferio occidental del FMI, Julie Kozack; el jefe de misión para Argentina, Luis Cubeddu, y el representante residente del organismo en el país, Trevor Alleyne, mantendrán encuentros con autoridades del Ejecutivo de Alberto Fernández, del Congreso, representantes del sector privado, economistas, sindicatos y sociedad civil.
Fuentes del FMI concretaron a Efe que la misión, que además de presenciales incluye en paralelo reuniones virtuales, durará hasta el próximo fin de semana y busca comprender mejor la situación socioeconómica y las prioridades de las autoridades, información con la que poder después sustentar la firma de un nuevo programa.
“No estamos aún en una fase de definiciones. Es una misión modo escucha”, afirmaron, para recalcar que se trata de la primera misión desde que el Gobierno oficializó su solicitud para negociar un nuevo acuerdo.
INICIO DEL PROCESO
A finales de agosto, Argentina, que lleva dos años y medio en recesión, con alta inflación, devaluación de su moneda, elevados niveles de pobreza y una pesada deuda externa, pidió formalmente en una carta dirigida al FMI el inicio de negociaciones para un nuevo programa que suponga la reprogramación de los vencimientos de la deuda adquirida con el organismo.
Esa deuda es fruto del acuerdo de auxilio financiero firmado en 2018 por el Gobierno del conservador Mauricio Macri (2015-2019) y que establecía duras exigencias fiscales para liberar un préstamo de 56.300 millones de dólares, del que finalmente solo se desembolsaron 44.000.
En noviembre de 2019, tras ganar las elecciones a Macri pero antes de asumir el poder, Fernández -que ya en campaña fue crítico con las recetas del FMI y culpó al organismo de ser uno de los responsables de la crisis- habló por primera vez por teléfono con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y le transmitió que propondría un acuerdo de pago de la deuda pero “sin más ajuste”.
En estos meses hubo más conversaciones entre ambos y la relación del Gobierno peronista con el organismo ha transcurrido por un sendero de aparente entendimiento.
Una vez que el Ejecutivo solicitó formalmente abrir negociaciones, Georgieva y el mandatario mantuvieron en agosto una “conversación muy constructiva y positiva”, según dijo en Twitter la directora gerente, en la que trataron los “importantes desafíos” que enfrenta el país, “en particular la necesidad de revitalizar la economía y seguir protegiendo a los más vulnerables”, destacó.
EN BUSCA DEL CONSENSO
Este lunes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, se reunió con representantes de las cámaras empresarias, sindicatos y organizaciones sociales en busca de la “legitimidad del respaldo colectivo” al programa que se apunta a negociar con el FMI, que se da en medio del agravamiento de la recesión por los efectos de la pandemia del coronavirus.
“Queremos un programa que le sirva a toda la Argentina. Que esté alineado con los objetivos de crear trabajo, reducir la inflación y generar un ambiente propicio para la inversión privada”, señaló Guzmán en la red social Twitter.
Esto se produce pocas semanas después de que Argentina lograra cerrar, tras largas e intensas negociaciones, acuerdos con sus acreedores privados para reestructurar unos 107.000 millones de dólares de bonos soberanos.
“Tal como lo hicimos en la reestructuración con acreedores privados, las negociaciones con el FMI las haremos de frente a la sociedad, involucrando a todos los sectores de la economía. Establecer un sendero de crecimiento inclusivo es una tarea de todas y todos”, argumentó el ministro.
Uno de los asistentes a esa reunión, Héctor Daer, que es secretario general de la Confederación General del Trabajo, principal central sindical, de orientación peronista, dijo que la cita permitía “encontrar los caminos en común y reconstruir” Argentina: “Vamos a encontrar soluciones colectivas para el desarrollo sustentable en nuestro país”, expresó.
PROTESTAS CONTRA EL FMI
En el lado opuesto, diversos grupos de izquierda se manifiestan hoy en Buenos Aires contra la llegada del FMI, entre ellos el Frente de Izquierda Unidad, que convocó a una movilización ante las puertas del Banco Central con consignas como “No al pacto con el FMI” y “No al pago del de deuda”.
“Cuando casi el 60 % de las y los niños serán pobres en Argentina, lo último que hay que hacer es recibir al FMI para que venga con sus recetas de más hambre y más pobreza”, expresaron en un comunicado Nicolás del Caño y Myriam Bregman, del PTS-Frente de Izquierda.
Para Del Caño, que es diputado y en 2019 fue uno de los candidatos a la Presidencia de la República, el proyecto de Presupuesto Nacional para 2021 que ya se debate en el Congreso está hecho “a la medida de la negociación con el FMI, donde se aplica un ajuste de casi un 10 % en los gastos primarios comparando con 2020”.
“Bajo el mando del FMI sólo vendrán más penurias con sus clásicas recetas de ajuste fiscal, aumento de tarifas, recorte en jubilaciones y salarios estatales”, señaló el político izquierdista.
La irrupción del coronavirus ha agravado no solo la situación económica -el PIB cayó en el segundo trimestre un inédito 19,1 %- sino también la social: la pobreza volvió a crecer entre enero y junio hasta alcanzar al 40,9 % de la población, alrededor de 11,7 millones de personas.
A esto se suma la desconfianza de los mercados: con el peso en constante devaluación, el Gobierno endureció hace pocas semanas las restricciones para comprar dólares que ya regían desde finales del mandato de Macri, para frenar la caída de las reservas internacionales del Banco Central.
UNA TORTUOSA RELACIÓN
En las últimas décadas, la relación de Argentina con el FMI ha sufrido fuertes tensiones, principalmente tras la crisis del ‘corralito’ de 2001, por las duras exigencias del organismo para cobrar sus préstamos.
En 2006, tras tres años de crecimiento económico, el entonces presidente Néstor Kirchner (2003-2007), de quien Alberto Fernández fue su jefe de Gabinete, canceló de golpe toda la deuda con el organismo para obtener la independencia suficiente y evitar las presiones para aplicar un plan de ajuste para sacar al país de la suspensión de pagos en la que entró cinco años antes.
En 2013, el Fondo alertó de la poca fiabilidad de las estadísticas macroeconómicas argentinas y la en ese momento presidenta, Cristina Fernández (2007-2015), actual vicepresidenta, se negó a que los informes del organismo fueran publicados.
Sin embargo, con la llegada de Macri en 2015, el país normalizó sus relaciones y en mayo de 2018 negoció el millonario préstamo que está ahora sobre la mesa, para afrontar la fuerte devaluación del peso iniciada en abril de ese año, tras la que se desencadenó una fuerte crisis que aún dura.
Fuente: EFE