Málaga, EFE.- La edición “más excepcional” de las XXIII que se han celebrado de los Premios Max, a causa de la pandemia, ha sido esta noche un clamor exigiendo para las artes escénicas el mismo aforo que para un avión en una gala que ha tenido como máximos ganadores a “Jauría”, Verónica Forqué y Lluis Homar.
Celebrada en el Teatro Cervantes, al 50% de su capacidad y sin alfombra roja por las restricciones de la pandemia, la gala, de 130 minutos y transmitida por La 2 de TVE, ha sido también un recordatorio para todos de que la Cultura y el Teatro son “seguros” y es necesario que todos, artistas y público, vuelvan a encontrarse.
El presidente de la SGAE, Antonio Onetti, y Juan José Solana, el de la Fundación SGAE, convocante de los premios, han leído al alimón un texto en el que han asegurado las artes escénicas están “como un queso Gruyere”, “llenas de agujeros”.
“Esta es sin duda la gala más excepcional de los Max de las que hemos vivido, a la que hemos llegado tras un largo proceso de incertidumbre, de dudas, de problemas logísticos”, han afirmado.
El teatro está al 50% de su aforo porque no se permite “llenar el aforo de los teatros, los cines o las salas de conciertos, y eso a pesar de que con mascarilla son seguros porque aquí nadie come, ni bebe ni habla”, han denunciado en la ceremonia, presidida por el ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes.
“¿No es la cultura la esencia de la Marca España? ¿No somos más del 1% del PIB? Pues se nos está desintegrando el tejido cultural. Señores del Gobierno, necesitamos que se nos escuche, que se nos tenga en cuenta y que podamos trabajar”, han añadido.
En esta edición, solo 500 personas han podido asistir a la gala en la que muchos de los comentarios de los 19 ganadores, de entre 60 finalistas, se han referido a la situación que vive la Cultura.
“Menos mal que la gala ha sido en Málaga, porque si hubiera sido en Valladolid solo hubiera dejado un aforo de 25 personas en el teatro”, ha ironizado Elisa Sanz, ganadora del premio a Mejor Diseño de Vestuario por “Play”, quien ha recalcado que las artes escénicas son “seguras”.
“Que nos dejen llenar los teatros igual que venía el avión que nos ha traído a Málaga, es decir, aforo completo”, ha afirmado en la gala Tian Gambau, ganador con “Zapatos nuevos” del premio a mejor espectáculo infantil o juvenil.
La directora general del Inaem, Amaya de Miguel, ha señalado a los periodistas tras recoger el premio a Mejor espectáculo Musical o Lirico otorgado a “Doña Francisquita”, del Teatro de la Zarzuela, que aunque los aforos son responsabilidad de las comunidades autónomas, la Cultura es “segura”: “hemos tenido multitud de festivales este verano y no ha habido ningún problema”.
El vencedor en la categoría de mejor composición musical, Luis Miguel Cobo (“Play”), le ha dedicado su “Max” a “la valentía de la gente que va a llenar los teatros y Marcos Flores, mejor intérprete masculino de danza, ha recordado a todos los trabajadores de los tablaos “que están pasando una situación muy difícil”.
Andrés Lima, mejor director de escena por “Shock”, ha recalcado que “estamos en un momento difícil por no decir jodido” y ha dedicado su premio “a todos los desaparecidos de todas las dictaduras y a sus madres, de España, de Chile y de Argentina, y a la memoria de Salvador Allende”.
Verónica Forqué, vestida con una túnica estampada con pezones y vaginas y una banda en la que denunciaba la ausencia de “personas negras racializadas” entre los nominados, se ha declarado emocionada como nunca -“son las drogas”, ha bromeado- y se lo ha dedicado a su familia, a su madre “y a la República”.
En nombre de Jordi Casanova, ganador de la mejor adaptación por “Jauría” -sobre el caso de La Manada-, y de los productores de la obra, que se ha alzado con el premio de mejor espectáculo de teatro, Fran Cantos ha dicho que “nadie tiene que lamentarse por beber, ir sola a casa o llevar una minifalda. Ojalá no hubiéramos tenido que escribir sobre ello”, ha deseado.
La XXIII edición de los Premios Max, que iba a celebrarse el pasado 29 de junio y fue aplazada por el estado de alarma en España, ha estado dirigida por Joaquín Casanova y Elisa Ramos de la compañía andaluza La Maquiné, bajo el lema “El arte de escuchar” con el ánimo de servir al diálogo y “contra el ruido vacuo”.
La ceremonia, organizada en colaboración también con el Ayuntamiento de Málaga, ha tenido como presentador al payaso Chochote -pronunciado “shoshot”-, al que Nacho Duato ha “corregido” su forma de andar al recibir su premio de honor.
El bailarín y coreógrafo, ataviado con un sombrero con cinta roja y la corbata metida por la camisa, ha dado, “sobre todo”, gracias a Dios “porque gracias a él” es ateo y ha recordado a su profesora de “toda la vida”, Irena Milovan, que murió hace dos meses; “me enseñó a bailar, la disciplina y a tener dignidad”.
En la gala se ha proyectado también el vídeo en el que Onetti entregó el pasado domingo a Antonio Banderas la Medalla de Oro de la SGAE: “estamos viviendo en un mundo muy confuso donde todas las cosas están cambiando, donde esos derechos muchas veces se vuelven demasiado difusos”, indica el actor en su alocución.
Belén Cuesta, María Barranco, Fran Perea, Pablo Puyol, Salva Reina, Juan Manuel Lara, Jaime Ordóñez, Mariola Fuentes han sido los encargados de entregar los premios en la gala, en la que han actuado Fuel Fandango, Eduardo Guerrero y María José Llergo, entre otros.