“Es un hombre nacido en una familia sencilla, que tiene problemas como cualquier hombre común. Tiene defectos, limitaciones y es capaz de errar y sufrir como cualquier otro ser humano. Según el médium, si fuese perfecto, no estaría en esta misión en la tierra”.
Así comienza su perfil publicado en la página web de la Casa Don Ignacio de Loyola, donde “João de Deus” recibe a miles de personas que se acercan para buscar sanación.
Juan Teixeira de Faria (su nombre real) nació en el pueblo de Cachoeira da Fumaça, en el estado de Goiás, el 24 de junio de 1942, siendo el más joven de seis hijos.
Radicado en Itapaci, también en el estado de Goiás, estudió hasta el equivalente al segundo año de la enseñanza básica y abandonó debido a la necesidad de trabajar para ayudar en el sustento de su familia. El médium nunca concluyó sus estudios y no sabe leer ni escribir, destaca la biografía publicada en la web.
“La primera manifestación mediúmnica de que se recuerda ocurrió cuando tenía nueve años, mientras visitaba a familiares en la ciudad de Nova Ponte con su madre. En un día soleado, João tuvo una premonición de que una gran tempestad se acercaba (…). A pesar de no estar convencida, su madre se refugió con él en la casa de unos amigos. Exactamente como había previsto, la tormenta destruyó cerca de 40 casas de la pequeña ciudad”, narra su perfil.
Yo no curo a nadie. Quien cura es Dios
También cuenta que fue “perseguido y acusado” de práctica ilegal de la medicina. En el período de la dictadura militar, fue a Brasilia a trabajar como sastre para el ejército. Allí ejerció trabajos de sanación y ganó la protección de los militares.
“Soy sólo un hombre. Hace más de 35 años instalé la Casa de Don Ignacio, donde Dios me puso para cumplir mi misión. Yo no curo a nadie. Quien cura es Dios, que, en su infinita bondad, permite a los buenos espíritus que me ayuden a proporcionar cura y consuelo a mis hermanos, mientras que soy sólo un instrumento en sus divinas manos”, expresa el propio João en su perfil.
Durante décadas, miles de brasileños y extranjeros llegaron a un pueblo persiguiendo las historias milagrosas del curandero. Hace cortes con bisturí en sus pacientes sin uso de anestesia y asegura que canaliza los espíritus de los muertos para curar cáncer o depresión crónica.
En los últimos días, una catarata de denuncias cayó sobre él: está acusado de abusar sexualmente a más de 400 mujeres.
Teixeira de Faria, que visitó al ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva mientras se trataba un cáncer de laringe, es un médium al por mayor, que tres veces por semana recibe a 1.000 enfermos por día llegados de todo el mundo, en Abadiania (115 kilómetros de Brasilia), donde practica impresionantes cirugías sin asepsia, con tijeras, cuchillo y bisturí.
Este hombre se dice espiritista, seguidor de la doctrina fundada a mediados del siglo XIX por el francés Allan Kardec, que hoy cuenta con cerca de tres millones de adeptos en Brasil.
El curandero, que afirma que incorpora entidades espirituales cuando está en trance, diagnostica males, prescribe tratamientos y realiza “cirugías psíquicas”, a veces con las manos y otras con cuchillos de cocina, bisturís y tijeras.
“Sin asepsia y sin anestesia, con la misma mano con la que había recibido a cientos, João de Deus abre el ojo de un paciente y con un cuchillo ha comenzado a raspar, como si rascara el suelo, podía oírse el ruido. El paciente ni se ha movido y entonces él le ha dicho: ‘Estás curado, puedes irte'”, describió a la AFP una sesión que acababa de presenciar Reinaldo Daher, un médico ortopedista que ha visitado al médium convencido de su poder. “Tengo que creerlo porque lo he visto“, afirma.
El procedimiento para las sesiones suele ser el mismo: el curandero de la fe se sienta en una gran silla, con sus pies sobre un cojín; delante de él y en salas adyacentes, varios centenares de médiums y admiradores meditan para formar una “rueda de energía”.
Entonces, uno a uno, todos los que llegaron desfilarán ante João de Deus, que los atiende muchas veces en menos de un minuto. Cada uno carga una difícil historia a sus espaldas, muchos desahuciados por la medicina tradicional, se aferran a una última esperanza.
También llegan quienes buscan empleo o espiritualidad. Y muchos apenas vuelven para agradecer su curación de males que van del cáncer a las cataratas.
Atiende gratuitamente, pero luego vende medicinas naturales y agua purificada. También recibe donaciones. Y además, es el motor económico del pueblo.
João de Deus atiende allí desde hace 35 años. Hay más de 40 posadas y decenas de taxis en permanente ir y venir con pacientes desde el aeropuerto de Brasilia.
Las denuncias por abusos sexuales
Más de 400 mujeres acusaron en los últimos días al sanador espiritual de haber abusado sexualmente de ellas, con el pretexto de curarles la depresión y otros problemas, informaron las autoridades locales.
El caso, considerado por algunos medios como el “#MeToo brasileño“, estalló el pasado viernes, cuando una decena de mujeres acusó a Teixeira de Faria, de 76 años, en un popular programa de televisión en Brasil, emitido por el canal O Globo.
Pero desde entonces, la cantidad de acusaciones se ha disparado, entre ellas de niñas y adolescentes.
La Fiscalía del estado Goiás montó un grupo de trabajo especializado para investigar la inmensa cantidad de denuncias recibidas y el miércoles solicitó la prisión preventiva. Ese pedido será ahora analizado por la Justicia brasileña.
La justicia del estado de San Pablo recibió denuncias de 252 mujeres y la de Goiás otras 206. Entre estas últimas, una reside en Estados Unidos y otra en Suiza.
En el programa del viernes, la coreógrafa holandesa Zahira Leeneke Maus dijo que fue violada por el curandero. Otras mujeres declararon, bajo anonimato, que fueron obligadas a masturbarlo o realizarle una felación en sesiones de “curación espiritual”.
Las agresiones, que se remontan hasta 2010, tuvieron lugar en el templo de la Casa Don Ignacio de Loyola en Abadiania, donde miles de personas acuden de todas partes del mundo cada semana.
El acusado declaró que es “inocente” y afirmó que desea “cumplir la ley brasileña” porque está “en manos de la ley”.
Su reputación había traspasado con creces las fronteras de Brasil. En 2012, recibió la visita de la estrella de televisión estadounidense Oprah Winfrey en Abadiania.
Los tres últimos presidentes brasileños también han acudido a él: Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y su sucesora Dilma Rousseff (2011-2016), ambos pacientes de cáncer en el pasado, y el actual mandatario Michel Temer, quien lo visitó antes de una operación de próstata.