Río de Janeiro, EFE.- Brasil se enfrenta en estos días al dilema de que sus estudiantes regresen a clase o permanezcan con aulas virtuales, en medio del recelo de padres y profesores ante una pandemia que no cesa y que esta próxima a dejar 100.000 víctimas.
Algunos estados, como Maranhao (noreste)y Río de Janeiro (sureste), autorizaron esta semana el regreso presencial a clases de las escuelas privadas, aunque la medida no es aplaudida por muchos padres y profesores que consideran prematura la reapertura de los colegios.
Si bien en estas regiones el nuevo coronavirus dio un respiro, aún no están en la fase final de la pandemia, por lo que los expertos consideran que no es momento de regresar a las aulas.
Según un estudio divulgado la semana pasada por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), el principal centro de investigación médica de Latinoamérica, la disminución en el número de casos y de muertes no es el único indicador a tener en cuenta para el regreso a las clases.
De acuerdo con la entidad, el retorno sólo debe hacerse tras “controlar el número de casos nuevos y muertes” y cuando “todas las demás actividades ya estén funcionando”, es decir en la fase verde, como se conoce a la última etapa en la lucha contra el coronavirus.
En Brasil, el promedio de muertes continúa por encima del millar diario y se espera que la cifra llegue a las 100.000 víctimas esta semana, eso sin contar el número de casos, que ya supera los 2,7 millones y que ubica a Brasil como el segundo país más afectado en el mundo por la pandemia.
Para el caso de Río de Janeiro, la segunda ciudad más poblada del país con cerca de 7 millones de habitantes, el número de infectados sobrepasa los 72.000 y el de muertos los 8.000, con un promedio diario en la última semana de 250 casos y 14 víctimas.
RÍO DE JANEIRO SE LANZA PERO EL MIEDO PERSISTE
Aunque las cifras se muestran positivas, el miedo en la población persiste por un posible rebrote pues fue una de las primeras ciudades en comenzar la reactivación de su economía en pleno auge de la pandemia.
Las escenas de los bares repletos de personas sin tapabocas y aglomeradas dieron la vuelta al mundo y las multitudes en calles, parques y playas son cada vez más recurrentes.
Esto ha llevado a un temor tácito por parte de muchos de docentes que solo estiman conveniente el regreso a clases cuando la ciencia considere que es el momento adecuado.
“Solo volvemos a las actividades presenciales en el momento en que los institutos científicos -como la Fiocruz o la Universidad Federal de Río de Janeiro- autoricen el retorno con seguridad a las aulas y no con base en decisiones políticas o económicas, como está sucediendo en Río y en algunos lugares de Brasil”, aseguró a Efe el presidente del Sindicato de Profesores de Río de Janeiro, Oswaldo Teles.
Aunque el alcalde de Río, Marcelo Crivella, un pastor evangélico que está en busca de la reelección, autorizó el retorno gradual de las clases presenciales en colegios privados desde el lunes, la mayoría de los colegios permanecen cerrados pues los profesores se mantienen en “huelga por la vida” y sólo dan clases virtuales.
Sin embargo, una contada minoría optó por abrir las puertas, como ocurrió en el colegio Camoes-Pinochio, en Jacarepaguá, un barrio del oeste de Río.
“Ha sido un regreso bien lento, gradual, con bastante cuidado. Hablamos con los padres para ver quién quería volver y ahí montamos un grupo para el retorno”, apuntó a Efe Luciano Noguera, el director pedagógico del colegio.
La escuela, que retomó clases tras casi cinco meses de receso, volvió con una rutina completamente nueva para los estudiantes que ahora deben tomarse la temperatura a la llegada, lavarse las manos con alcohol gel y ubicarse en pupitres distanciados en los salones de clase sin dejar en ningún momento de usar tapabocas, los cuales deben cambiar con regularidad.
RED PÚBLICA
La situación no es igual para quienes estudian en colegios públicos.
Primero, porque la mayoría no cuenta con recursos para seguir de cerca aulas virtuales, sea por la falta de conectividad o por la carencia de aparatos con la tecnología que lo permitan.
Segundo, porque la necesidad ha llevado a muchos jóvenes a abandonar las aulas para ayudar a rebuscar el pan de sus casas luego de que sus padres quedaran sin empleo por la pandemia.
Y tercero, porque muchas escuelas se quedaron sin recursos, pues fueron reducidos para la lucha contra el nuevo coronavirus y lo que quedó fue destinado para implementar el sistema de capacitación virtual, lo que dejó a las redes públicas sin un presupuesto adecuado para garantizar un regreso seguro a los colegios.
A eso se suma la disparidad en la toma de decisiones entre Gobiernos regionales y municipales, lo que ha impedido un avance coordinado entre la comunidad académica.
En Río de Janeiro, por ejemplo, el Gobierno regional se niega a iniciar aulas presenciales y prohibió tanto a escuelas públicas como privadas comenzar la reapertura, algo que choca con la decisión de la Alcaldía municipal, que dio vía libre a los colegios privados para retomar sus actividades académicas gradualmente.
En Sao Paulo, la región más rica y poblada de Brasil, con unos 46 millones de habitantes, el gobernador Joao Doria anunció que la reapertura gradual de las clases presenciales en la red pública está prevista para el 8 de septiembre, pero para el mandatario municipal, Bruno Covas, es muy probable que en la capital paulista ese regreso no se de en esa fecha.
De acuerdo con el Mapa de Actividades Educativas en Brasil, que publica diariamente la Federación Nacional de Escuelas Privadas (Fenep), además de Maranhao y Río de Janeiro, otras diez regiones del país tienen previsto reiniciar clases entre mediados de agosto y septiembre y 14 más todavía no han definido fecha.
Amazonas, una de las regiones del país más impactadas por la pandemia por las carencias de sus sistema de salud, fue pionera en autorizar el regreso a las aulas el pasado 6 de julio para el sector privado. Asimismo, es el único estado del país que anunció el inicio gradual de clases de su red pública, comenzando por Manaos el 10 de agosto.