La cifra de los homicidios en El Salvador, considerado uno de los países más violentos del mundo, se redujo un 62,8 % en el primer semestre del 2020, frente al mismo lapso del 2019, según estadísticas oficiales consultadas este jueves por Efe.
De acuerdo con datos de la Dirección de Información y Análisis (DIA) del Ministerio de Seguridad, junio cerró con 69 muertes violentas para sumar un total de 585 asesinatos en los primeros seis meses del 2020.
Este dato es inferior en 991 homicidios a los 1.576 computados entre enero y junio de 2019, de acuerdo con un base de datos de la referida entidad.
El Gobierno de Nayib Bukele, quien cumplió un año en el poder Ejecutivo el 1 de junio pasado, atribuye esta baja a su plan de “control territorial”.
Este estrategia concentra a 7.000 miembros de la Policía y del Ejército en 22 localidades para tratar de cortar la fuentes de financiación de las pandillas, señaladas históricamente de perpetrar la mayoría de asesinatos.
Este plan se lanzó 20 días después de la llegada de Bukele al Ejecutivo y consiste básicamente en sus primeras fases, hasta donde ha comunicado el Gobierno, en la concentración de la fuerza estatal en los municipios con mayores índices de violencia.
Una estrategia similar a la utilizada por el antecesor de Bukele, el excomandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén (2014-2019), que también optó por la confrontación directa.
LA TASA DE HOMICIDIOS MÁS BAJA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS
Las cifras actuales de violencia homicida colocan la tasa de asesinatos por cada 100.000 habitantes de El Salvador en 8,7 y, de seguir la tendencia de los primeros seis meses, se situaría en 17,4.
Esta tasa sería la más baja de la historia reciente del país centroamericano.
La tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes que registra la la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en una base de datos pública es de 1994 con un índice de 138.
En una entrevista con Efe a finales de mayo, el ministro de Seguridad, Rogelio Rivas, indicó que el Gobierno de Bukele prevé registrar un tasa menor a los 20 homicidios por cada 100.000 habitantes al cierre del 2020.
“¿MILAGRO O ESPEJISMO?”
La organización International Crisis Group publicó el miércoles un reporte en el que señaló que la “fuerte caída” en cifra de homicidios podría esta relacionada con una especie de pacto.
“En el primer año de Nayib Bukele como presidente, El Salvador ha visto una fuerte caída en las tasas de homicidios, que por mucho tiempo fueron astronómicamente altas. Si bien el público celebra sus conocidas políticas de ‘mano dura’, el éxito podría deberse a un entendimiento discreto e informal entre las pandillas y el gobierno”, indica el informe.
Entre los elementos que podrían respaldar esta tesis, según la publicación, se encuentra el hecho de que los asesinatos también han disminuido en otras localidades con presencia de pandillas que no fueron incluidas en el plan.
“El análisis estadístico realizado para este informe no muestra una relación causal entre el despliegue de oficiales de policía y militares en los 22 municipios priorizados”, expone el reporte.
Añade también que “la tendencia a la baja en los homicidios parece haber comenzado poco antes de que Bukele asumiera el cargo y, por lo tanto, antes de la implementación de su plan de seguridad”.
El año 2015 se convirtió en el más violento de la historia reciente de El Salvador con 103 homicidios por cada 100.000 habitantes, cifra que el Ejecutivo de Sánchez Cerén llevó hasta los 50,5 en 2018.
En 2019, año en el que Sánchez Cerén gobernó seis meses, este índice llegó a las 36 muertes violentas por cada 100.000 habitantes.
“Puede ser que la interacción entre la administración de Bukele y las pandillas no haya sido directa, como fue el caso en la tregua de pandillas mediada por el Gobierno en el 2012, sino a través de señales públicas, un intercambio de mensajes, potencialmente acompañados de una interacción local más directa”, según International Crisis Group.
SOSTENER BAJA CON DIÁLOGO
Para la organización, la continuidad de esta baja en los homicidios “dependerá del manejo de su variable más importante: la disposición de las pandillas para matar”.
“Una reducción duradera de los asesinatos de pandillas debería ser razón suficiente para que el Gobierno considere participar en conversaciones locales o nacionales con estos grupos”, indica el documento.
No obstante, sostiene que un diálogo abierto con estas estructuras “todavía parece un prospecto lejano” tras el fracaso de la tregua impulsada por el Gobierno de Mauricio Funes (2009-2014).
“Bukele ha consolidado su capital político sobre la base de un ferviente discurso de seguridad, y es poco probable que antes de las elecciones legislativas del 2021 haga algún movimiento hacia una política ampliamente rechazada por los salvadoreños”, sostiene.
Las pandillas, un fenómeno considerado como herencia de la guerra civil (1980-1992) y que se fortaleció con la deportación de pandilleros de Estados Unidos, han resistido a diferentes planes de seguridad de encarcelamiento masivo, confrontación directa y diálogo de los últimos cuatro Gobiernos.
Fuente: EFE