Sao Paulo, EFE.- Sao Paulo, el estado de Brasil más poblado y castigado por la pandemia de coronavirus, frenó este viernes la desescalada en el interior de su territorio, aunque autorizó a la capital homónima la reapertura de bares, restaurantes y salones de belleza.
El Gobierno de Sao Paulo inició el 1 de junio una flexibilización gradual de las medidas de distanciamiento social que adoptó en marzo para contener los contagios de COVID-19 en el estado, hogar de unos 46 millones de personas, a pesar de que la curva epidemiológica seguía al alza.
En este contexto, antes de cumplirse el primer mes de desescalada, cinco regiones del interior retrocederán a la fase roja, en la que solo funcionan los servicios esenciales, tras registrar un aumento repentino de los casos y muertes de coronavirus.
De esta forma, nueve de la veintena de áreas en la que se divide el estado de Sao Paulo, que hasta el momento registra cerca de 260.000 contagios, con casi 10.000 nuevos en el último día, y 14.000 muertes por la enfermedad, continuarán en la fase más restrictiva del plan de reapertura.
En los últimos días se han alcanzado máximos diarios tanto en número de casos como de muertes en todo el estado, donde el coronavirus se expande de manera preocupante en el interior, que tiene una estructura hospitalaria menor que en la capital.
“En el interior, como era esperado, tenemos, sí, una presencia y un crecimiento muy importante de la pandemia tanto en número de casos, como en hospitalizaciones y óbitos”, dijo en una rueda de prensa la secretaria de Desarrollo Económico de Sao Paulo, Patricia Ellen.
Ese agravamiento “esperado” de la crisis en el interior de Sao Paulo choca con la decisión inicial de las autoridades paulistas de colocar esas zonas en una fase no tan restrictiva dentro de la desescalada.
“Tomamos decisiones fundamentadas en la ciencia”, aseveró el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria.
Por otro lado, la capital homónima y algunas localidades de la zona metropolitana sí avanzarán de fase y les será permitido reabrir los bares, los restaurantes y los salones de belleza.
Además, los comercios de calle y los centros comerciales, que ya estaban abiertos desde la segunda semana de este mes, podrán ampliar sus horarios de atención al público.
No obstante, el alcalde de Sao Paulo, Bruno Covas, informó que solo entrarán en la llamada fase amarilla a partir del 6 de julio y que hasta entonces, revisarán los protocolos de bioseguridad que tienen que presentar los sectores beneficiados y vigilarán los datos epidemiológicos.
El regidor, enfermo de cáncer y que contrajo el coronavirus, aunque ya está recuperado, destacó que la tasa de ocupación de camas de terapia intensiva en los hospitales municipales es del 57 %.
Con base a esto, anunció el cierre del hospital de campaña montado en el estadio de Pacaembú, que tenía capacidad para 200 pacientes con COVID-19.
También subrayó que un estudio de seroprevalencia realizado en la ciudad mostró que el 9,5 % de los 12 millones de habitantes de la ciudad ya han tenido contacto con el patógeno.
“La pandemia continúa existiendo y seguimos pidiendo que se use mascarilla y que se eviten aglomeraciones y viajes innecesarios”, recalcó Covas.
Según el último balance del Ministerio de Salud, Brasil, segundo país más azotado por la pandemia después de Estados Unidos, suma 1.228.114 de casos confirmados de coronavirus y casi 55.000 óbitos.