Christopher Precopia, un residente de Texas que se enfrentaba a 99 años de prisión por un crimen que no cometió, dice que una foto selfie lo salvó de la cárcel.
Los policías se presentaron en su trabajo en un almacén de madera en Georgetown en septiembre de 2017 para arrestarlo por robo con la intención de cometer otros delitos, informó la televisora KVUE.
“No tenía idea de por qué estaba sucediendo todo y estaba perdido”, dijo Precopia esta semana. Los policías lo llevaron a la cárcel del condado Williamstown y lo liberaron sólo después de que su familia pagara una fianza de $150 mil dólares.
Una mujer lo había denunciado por supuestamente irrumpir en su casa en Temple y le cortarle el pecho, marcándole una X con una navaja.
“Por la gracia de Dios, [la acusadora] dijo que sucedió el día en que puedo decir totalmente, al 100 por ciento, dónde estaba”, dijo la madre, Erin Precopia.
Christopher tenía una coartada sólida, pero las autoridades lo acusaron de todos modos, algo que los expertos policiales dijeron a KVUE podría haber sido presuntuoso. En general, la policía entrevista a los sospechosos antes de acusarlos de un delito, explicó la estación.
“Puede que no obtenga más información de la que tenía, pero le brinda la oportunidad de que el sospechoso reaccione, responda, niegue”, según Bruce Mills, ex jefe de policía de Austin.
La policía finalmente retiró los cargos contra Precopia 9 meses después de su arresto, cuando su abogado, Rick Flores, llevó la evidencia de la coartada a los fiscales.
“La mayoría de las veces, nos ocupamos de asuntos grises”, dijo Flores. “Normalmente no es negro o blanco. Pero éste es uno de esos casos en los que definitivamente puedo demostrar que no se cometió ese delito”.