París, (EFE).- La demanda global de petróleo sufre un desplome histórico por la crisis del coronavirus que a corto plazo no podrá ser absorbido por los recortes decididos por los productores, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que cree que en 2020 el consumo caerá a niveles de hace una década.
Todo eso presionará a la baja los precios del crudo, que a los niveles actuales (el Brent estaba este miércoles netamente por debajo del listón de los 30 dólares el barril) suponen una amenaza para la estabilidad de un sector “central” para la economía mundial, según la AIE.
En su informe mensual sobre el mercado publicado este miércoles, la agencia se felicita por los acuerdos de la semana pasada entre los principales productores, que según sus cálculos deberían disminuir los bombeos en 12 millones de barriles diarios a partir de mayo.
Pero advierte de que a corto plazo eso no será suficiente para compensar el bajón del consumo como consecuencia de las medidas de confinamiento, que ya fue en marzo de 10,8 millones de barriles diarios respecto al mismo mes de 2019, pero que en abril llegará a ser de 29 millones de barriles (casi el 30 %).
Su director general, Fatih Birol, destacó en la presentación a la prensa del informe que este mes quedará en la historia del sector como un “abril negro”, ya que se volverá a niveles de demanda que no se veían desde 1995.
La situación será muy similar en mayo, con un recorte interanual de 25,8 millones de barriles diarios, y en junio de 14,6 millones.
De esta forma, en el segundo trimestre el desequilibrio entre la oferta y la demanda alcanzará la vertiginosa cifra de 17,4 millones de barriles diarios.
La esperanza para reabsorber esa ingente cantidad de crudo pasa en primer lugar por el cumplimiento estricto del acuerdo entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus socios, en particular Rusia, que debería permitir retirar 10,7 millones de barriles en mayo respecto a abril.
También se espera que otros cuatro productores que no pertenecen al cártel (Estados Unidos, Canadá, Brasil y Noruega) disminuyan su aportación en 3,5 millones de barriles diarios adicionales por efecto del abaratamiento del barril.
Además, China, India, EE.UU. y Corea del Sur han ofrecido sus capacidades de almacenamiento industrial para acumular temporalmente una parte de los excedentes y elevar sus reservas estratégicas aprovechando los bajos pecios, lo que representa unos 200 millones de barriles.
Si ese almacenamiento se realiza en los tres próximos meses, supondría sacar del mercado unos 2 millones de barriles diarios.
Partiendo del escenario, por ahora incierto, de que la pandemia quede ampliamente contenida en el mundo en junio o julio, la AIE estima que en el segundo semestre habrá una recuperación “gradual” del consumo de petróleo.
Aun así, con volúmenes inferiores todos los meses a los de 2019 (2,7 millones de barriles diarios menos en diciembre) y en el conjunto de 2020 la pérdida será la mayor anual de toda la historia, 9,3 millones de barriles diarios menos.
Con un excedente esperado de demanda en la segunda parte del ejercicio, se podrán empezar a recortar las masivas reservas, que podrían llevar al umbral de saturación de las instalaciones y de la logística necesaria.
La AIE hace notar que los bajos precios poco pueden beneficiar ahora a las 4.000 millones de personas en todo el mundo que están sometidas a alguna forma de confinamiento, pero que causan un grave perjuicio a millones de trabajadores que viven del sector del crudo y a los países que dependen de él para cubrir sus gastos básicos.
A largo plazo, el descenso de inversiones en exploración y producción, que este año debería situarse en torno al 32 % para quedarse en 335.000 millones de dólares, la cifra más baja en 13 años, limitará las capacidades para desarrollar tecnologías necesarias para la transición hacia energías más limpias.