París, (EFE).- La pandemia del coronavirus provocará en Francia este año la mayor recesión de su economía desde el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, y amenaza con acabar con la zona euro si no se limitan las divergencias económicas entre los países, pronosticó este lunes el ministro de Economía, Bruno Le Maire.
En una comparecencia ante el Senado, Le Maire aseguró que el retroceso de la economía francesa estará “muy por encima” del -2,9 % registrado en 2009 -tras su última revisión-, la peor cifra hasta ahora desde la posguerra.
Frente a ello, el ministro defendió las medidas “innovadoras” tomadas por su Ejecutivo, que se centran esencialmente en la protección de los trabajadores afectados por los cierres ligados al COVID-19.
Pero advirtió de la importancia de una actuación conjunta en el seno de la Unión Europea para evitar que crezcan las divergencias económicas entre los países, lo que haría insoportable la supervivencia de la moneda común.
“Es una crisis global. Uno de mis elementos de inquietud es la capacidad de la zona euro para resistir”, afirmó Le Maire.
El ministro francés indicó que el peligro es que las economías más sólidas, como la alemana, “pongan sobre la mesa cifras astronómicas para proteger su economía” y “cuando acabe la crisis se recuperen más rápidamente” que otras, como la italiana, que con menos margen, lo harían más despacio.
“El riesgo principal es aumentar la divergencia económica en el seno de la UE. Una zona monetaria común no podrá soportar diferencias económicas crecientes entre sus miembros”, dijo Le Maire, que señaló que “la zona euro explosionará si los países divergen mucho en materia económica”.
El ministro francés reiteró su apoyo a las medidas ya adoptadas a nivel europeo, como el programa de apoyo del Banco Central Europeo, la flexibilización del pacto de estabilidad o la suspensión de vetos a las ayudas estatales a empresas, pero indicó que “no es suficiente”.
Por ello, volvió a reclamar la adopción del fondo de solidaridad que propuso la semana pasada para financiar un gran plan de inversiones estatales que relanzara la economía de todos los países.
Le Maire indicó que sería la Comisión Europea quien pidiera el préstamo para financiar el programa, lo que permitiría hacerlo a un interés inferior a si lo hiciese cada país.
El dinero serviría para reforzar sectores estratégicos, como la sanidad o la investigación, y apoyar a los más afectados, como el automovilístico, el transporte aéreo o el turístico.