Los Archivos Nacionales de Estados Unidos han comenzado a publicar una parte de los 80,000 documentos relacionados con el asesinato de John F. Kennedy en 1963. Sin embargo, hasta el momento, solo se han subido 1,123 documentos a la página web oficial. Esta desclasificación es el resultado de una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump, quien había adelantado que se liberarían todos los archivos relevantes, sin embargo, la cantidad publicada hasta la fecha no coincide con las expectativas.
De acuerdo con la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, aunque una gran parte de los archivos ya ha sido desclasificada, solo una fracción ha sido publicada en línea, lo que deja abierta la posibilidad de que los documentos restantes sean subidos en los próximos días. Trump había afirmado que los documentos estarían íntegros y sin tachaduras, en un intento por ofrecer transparencia sobre un caso que ha alimentado diversas teorías conspirativas desde su ocurrencia.
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Los expertos que han comenzado a revisar los documentos aún no han encontrado evidencia que ponga fin a las especulaciones. Muchos de los archivos desclasificados contienen informes de inteligencia sin procesar, que incluyen resultados de investigaciones del FBI que no llevaron a pistas significativas, como los intentos fallidos de la CIA para asesinar al líder cubano Fidel Castro. Sin embargo, aún no se ha confirmado si los documentos aportarán detalles nuevos sobre el asesinato del presidente Kennedy.
La desclasificación forma parte de una ley del Congreso de 1992 que estipulaba la publicación total de estos archivos 25 años después del suceso. La medida también busca hacer públicos otros archivos relacionados con los asesinatos de Robert F. Kennedy y el líder de los derechos civiles Martin Luther King Jr., asesinados en 1968.
Pese a la desclasificación parcial, las teorías conspirativas sobre el asesinato de Kennedy siguen vigentes. Algunos señalan a la CIA, la mafia e incluso al vicepresidente de Kennedy, Lyndon B. Johnson, como posibles involucrados. El propio Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente, ha sugerido que la CIA pudo haber tenido un rol en el magnicidio.
El asesinato de John F. Kennedy fue atribuido oficialmente a Lee Harvey Oswald, quien disparó desde un almacén en Dallas, Texas, durante una caravana presidencial. Aunque la Comisión Warren concluyó que Oswald actuó solo, las dudas persisten, especialmente debido a la desclasificación parcial y a la información restringida por razones de seguridad nacional, que estuvo bajo la custodia de CIA y FBI por varias décadas.
A medida que se liberan más documentos, el misterio y las teorías continúan, dejando en el aire la posibilidad de nuevas revelaciones sobre uno de los episodios más impactantes de la historia estadounidense.
DW
Por: Itzel Olivo
