
El secretario de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Robert F. Kennedy, anunció el inicio de la eliminación de un polémico programa de la FDA conocido como GRAS (generalmente reconocido como seguro). Este programa, creado en 1958, ha sido criticado por permitir que las empresas alimentarias certifiquen que ciertos ingredientes y aditivos son seguros sin la intervención adecuada de la FDA. Durante años, muchos argumentan que la industria ha abusado de este sistema, lo que ha puesto en riesgo la salud pública.
Un análisis de 2022 reveló que, desde el año 2000, casi el 99% de los nuevos productos químicos utilizados en alimentos fueron aprobados directamente por los fabricantes, sin que la FDA hiciera una evaluación exhaustiva. Solo en 10 ocasiones los productores solicitaron la intervención de la FDA para autorizar nuevos aditivos. Este vacío legal ha generado grandes preocupaciones, ya que muchos de estos aditivos han sido identificados como dañinos con el paso del tiempo.
“Es hora de cerrar esta laguna legal y garantizar que los ingredientes en nuestros alimentos sean verdaderamente seguros”, afirmó Kennedy en un comunicado. Además, añadió que esta reforma brindará transparencia a los consumidores y permitirá que tomen decisiones informadas sobre lo que consumen.
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A pesar del apoyo generalizado a la medida, muchos expertos ponen en duda la viabilidad del cambio. Marion Nestle, profesora de la Universidad de Nueva York, subrayó que, aunque es necesario abordar la laguna jurídica de GRAS, es difícil creer que la FDA recibirá los recursos necesarios para realizar las evaluaciones de manera adecuada, especialmente cuando la agencia enfrenta recortes de personal.
El excomisionado de la FDA, Robert Califf, también expresó su apoyo a la reforma, pero advirtió que las reformas deberán lidiar con la poderosa industria alimentaria, que históricamente ha luchado contra este tipo de cambios. “Será un verdadero desafío, pero es posible si logramos el apoyo suficiente”, destacó Califf.
El origen del problema con GRAS
El programa GRAS fue originalmente diseñado para aprobar ingredientes comunes como el ajo o el vinagre. Sin embargo, en 1997, debido a la falta de recursos, la FDA convirtió el proceso en voluntario, permitiendo que las empresas declararan ciertos aditivos como seguros sin la debida revisión de la agencia.
Desde entonces, muchos ingredientes no probados han sido introducidos en el mercado sin regulación adecuada, y algunos, como el aceite vegetal bromado (BVO) utilizado en bebidas, han sido finalmente identificados como peligrosos. El aceite BVO, por ejemplo, dejó de ser considerado GRAS en 1970, pero la FDA no lo prohibió oficialmente hasta 2024.
Algunos estados como California han comenzado a actuar de manera independiente, prohibiendo aditivos relacionados con problemas de salud graves, como el cáncer y trastornos endocrinos. Esta acción ha subrayado la necesidad urgente de que la FDA tome medidas.
Para eliminar la laguna legal del programa GRAS, las empresas tendrían que notificar a la FDA sobre cualquier nuevo ingrediente y proporcionar datos de seguridad antes de que se utilice en los alimentos. Sin embargo, algunas voces en la industria alimentaria han argumentado que el proceso GRAS es esencial para la innovación y la satisfacción de las demandas del mercado. Sarah Gallo, de la Consumer Brands Association, destacó la importancia de trabajar con expertos de la FDA para mejorar la seguridad alimentaria y aumentar la transparencia para los consumidores.
Obstáculos y costos
Eliminar GRAS no es una tarea fácil. Según Jensen Jose, experto en seguridad alimentaria, hay muchas sustancias químicas que ya están en el suministro de alimentos bajo esta categoría, y eliminarlas de inmediato podría generar interrupciones. Además, la evaluación de los efectos a largo plazo de los aditivos en la salud requiere una gran inversión en recursos y personal especializado.
Jennifer Pomeranz, profesora de la Universidad de Nueva York, destacó que no todos los ingredientes de la lista GRAS deberían ser eliminados, ya que algunos, como el ajo o la sal, han sido consumidos durante siglos sin causar daño.
El costo de este proceso de reformar GRAS podría ser alto, y algunos temen que las empresas trasladen esos costos a los consumidores. Sin embargo, muchos coinciden en que asegurar la seguridad alimentaria de los productos consumidos en EE.UU. es esencial para proteger la salud pública.
En resumen, la eliminación del programa GRAS es un paso importante para garantizar que los ingredientes en los alimentos sean realmente seguros. Sin embargo, aún quedan muchos desafíos por superar, tanto políticos como económicos, para que esta reforma tenga éxito y beneficie a los consumidores.
CNN en Español
Por: Itzel Olivo