El papa Francisco celebra su 12° aniversario como líder de la Iglesia católica, pero lo hace desde un hospital, donde se recupera de problemas respiratorios. A sus 88 años, su salud genera incertidumbre sobre el futuro del pontificado y si su sucesor continuará con las reformas o retomará un rumbo más conservador.
Uno de los grandes cambios impulsados por Francisco ha sido la mayor presencia de mujeres en cargos de poder dentro del Vaticano. Recientemente, nombró a la hermana Raffaella Petrini como la primera mujer en dirigir la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Además, designó a Simona Brambilla como ministra del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada, rompiendo con la tradición de que estos cargos fueran exclusivos para cardenales.
Uno de los mayores desafíos de su pontificado ha sido limpiar las finanzas del Vaticano. Con la creación de la Secretaría de Economía, el Papa logró controlar mejor los fondos y hacer públicas las cuentas, evitando irregularidades como las que llevaron a juicio al cardenal Angelo Becciu. También implementó medidas para reducir el gasto de los cardenales y creó una comisión para buscar fondos ante la caída de donaciones.
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Desde su llegada al Vaticano, Francisco dejó claro su compromiso en la lucha contra la pederastia en la Iglesia. Creó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores, exigió informes anuales sobre los avances y eliminó el secreto pontificio en estos casos. Sin embargo, todavía persisten problemas, ya que no todas las diócesis han cumplido con la creación de centros de atención para víctimas y en el Vaticano sigue faltando transparencia sobre los sacerdotes acusados.
Con su reforma administrativa, plasmada en la Constitución Praedicate Evangelium, el Papa ha descentralizado el poder dentro del Vaticano. Además, ha cambiado la composición del colegio cardenalicio, eligiendo al 80% de los cardenales que votarán en el próximo cónclave y dándole más representación a Asia y África, reduciendo la influencia de Italia y Europa.
Las reformas de Francisco, como permitir la bendición a parejas homosexuales, han generado una fuerte oposición entre los sectores más conservadores de la Iglesia. Estos grupos podrían aprovechar el próximo cónclave para frenar los cambios y elegir a un Papa de transición, menos activo o con una visión más tradicional.
A medida que se acerca la sucesión, la gran pregunta es si la Iglesia continuará con el camino de reformas de Francisco o si dará un giro hacia el pasado.
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Por: Itzel Olivo
