
El presidente del movimiento Poder Pa’l Pueblo y miembro del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Tomás Hernández Alberto, afirmó que el legado del gran José Francisco Peña Gómez, una de las figuras políticas más influyentes del siglo XX en la República Dominicana, vive en cada dominicano que cree en un futuro más justo y solidario.
“Hoy conmemoramos el natalicio de Peña Gómez, un líder incansable, defensor de la democracia y la justicia social en la República Dominicana”, expresó Hernández Alberto, al cumplirse hoy los 88 años del nacimiento del otrora líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), quien falleció el 10 de mayo de 1998.
Sostuvo que “su lucha por los más necesitados y su compromiso con el pueblo siguen siendo fuentes de inspiración”.
Peña Gómez nació el 6 de marzo de 1937 en Mao, provincia Valverde. Desde su infancia demostró un gran interés por el conocimiento, lo que sería clave en su desarrollo como líder político. Realizó estudios en Ciencias Políticas en prestigiosas universidades de los Estados Unidos, como Harvard y Michigan.
Además, obtuvo su Doctorado en Ciencias Jurídicas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y en Derecho Constitucional y Ciencias Políticas en la Universidad de la Sorbona, en París. Su educación le permitió consolidarse como un intelectual comprometido con la democracia y la justicia social.
El líder perredeísta comenzó su trayectoria política bajo la influencia del maestro Juan Bosch, jefe del PRD. Sin embargo, en 1973, una disputa interna provocó la salida de Bosch del partido. Peña Gómez asumió entonces la dirección del partido blanco, llevándolo a la victoria en dos elecciones presidenciales: en 1978, con Antonio Guzmán como presidente, y en 1982, con Salvador Jorge Blanco al frente del país.
Entre 1982 y 1986, también se desempeñó como síndico de Santo Domingo, destacándose por su gestión municipal y compromiso con la capital dominicana.
A pesar de su poder como líder de masas, enfrentó fuertes campañas en su contra en sus tres intentos por llegar a la presidencia en 1990, 1994 y 1996. Estos procesos electorales estuvieron marcados por campañas sucias, discriminación y ataques políticos.