Baní, RD – Christopher Orlando Cordero Tejeda nació en Baní, República Dominicana, donde el trabajo duro era parte del día a día. Desde joven, compartió tareas como lavar carros y repartir mercancías con su familia.
Con solo 16 años, Cordero firmó un contrato profesional por 350,000 dólares, una cifra significativa para un joven de su trayectoria.
A los 12 años, Cordero ingresó a la academia de Lenny Pimentel, un espacio que sería clave para su formación deportiva y profesional.
Aunque comenzó como jardinero, su entrenador vio en él el potencial para ser lanzador, un cambio que definiría su carrera.
En menos de cuatro meses, Cordero logró captar la atención de varias organizaciones de Grandes Ligas, mostrando su capacidad en este rol.
La familia de Cordero fue un pilar fundamental en su desarrollo, apoyándolo tanto en el ámbito personal como deportivo.
Lenny Pimentel fue clave en identificar y potenciar las habilidades de Cordero, llevándolo a destacar como lanzador.
El joven pelotero enfrentó desafíos como la necesidad de equilibrar sus responsabilidades laborales con su pasión por el béisbol.
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La historia de Cordero inspira a muchos jóvenes dominicanos que sueñan con triunfar en el deporte.
Con su dedicación y talento, Cordero promete ser una figura destacada en las Grandes Ligas en los próximos años.
La historia de Cordero demuestra cómo el trabajo constante y el enfoque pueden cambiar vidas.
Cordero sigue los pasos de grandes figuras que también surgieron de entornos humildes para brillar en el béisbol profesional.
La formación en academias como la de Lenny Pimentel es crucial para desarrollar talentos como el de Cordero.
El contrato con los Boston Red Sox no solo cambia la vida de Cordero, sino también la de su familia.