San Francisco de Macorís.- Monseñor Alfredo de la Cruz Baldera, obispo de la diócesis de San Francisco de Macorís, abogó por condiciones laborales dignas para los servidores del Poder Judicial y salarios justos para jueces, fiscales y demás servidores de la Justicia, indicando que un salario justo no solo es una necesidad económica, sino un imperativo ético que fortalece la integridad y previene la corrupción.
“Una justicia mal pagada es una justicia frágil y una nación que no respeta ni valora a sus guardianes de la ley, socava su propio futuro”, dijo, recordando que la dignidad laboral fortalece la integridad de quienes administran la ley.
De la Cruz Baldera hizo los señalamientos al oficiar la homilía celebrada en la catedral Santa Ana, con motivo de celebrarse el Día del Poder Judicial, con la presencia de jueces, fiscales, abogados y otros servidores judiciales.
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Destacó el papel trascendental de la Justicia en la construcción del reino de Dios y en la consolidación de una sociedad más equitativa y solidaria.
Reconoció la justicia como un cimiento esencial para la paz, el bienestar social y el desarrollo sostenible, inspirado en el profeta Isaías, afirmando que “sin justicia no hay equidad ni verdadero progreso”.
Además, valoró el valioso papel de las mujeres en la administración de justicia, pues ellas con su dedicación, inteligencia y compromiso son un signo vivo de que la justicia no tiene género, sino que se construye con esfuerzo, valentía y fe.
“Inspirémonos en su ejemplo para seguir promoviendo una justicia inclusiva, que respete y valore la contribución de cada persona; a todas las mujeres que sirven en el sistema judicial, mi reconocimiento y gratitud, pues ustedes son luz y testimonio en el camino de la justicia”, señaló.
El obispo de San Francisco de Macorís destacó los avances en el sistema judicial dominicano, así como el fortalecimiento de ciertas instituciones y una mayor transparencia en los procesos.
“Sin embargo, también debemos enfrentar con valentía los retos que permanecen, entre ellos, la aprobación del nuevo Código Penal, que es un paso urgente y necesario para modernizar los procedimientos, agilizar el acceso a la justicia y garantizar que esta sea equitativa y transparente, pues un sistema judicial que no se adapta a las necesidades de la sociedad, está condenado a la ineficiencia”, significó
El obispo entiende que la Justicia no es un simple concepto legal, sino que es una vocación que refleja el carácter de Dios: “Busquemos, como nos exhorta el Señor, sobre todo el Reino de Dios y su justicia. Esto nos compromete a trabajar por un sistema judicial que proteja al débil, que castigue el mal, pero que también abra caminos de reconciliación y misericordia”.
Finalmente exhortó, en este Día del Poder Judicial, a elevar las oraciones por quienes trabajan en la administración de justicia, “para que el Señor fortalezca su integridad, ilumine sus decisiones y los haga instrumento de su justifica divina”.
Por: Narciso Acevedo