Por Raúl Germán Bautista.- La calle Jigüey Aguacate, en San Miguel de Manoguayabo, Santo Domingo Oeste, ha sido convertida en un enorme basurero improvisado, el cual ocupa uno de los carriles Hatillo Sampaña-Prolongación 27 de Febrero.
Da pena y vergüenza ver a los transeúntes lanzar los desperdicios en esta vía pública, calle de desahogo de entrada y salida, desde La 27 hasta Manoguayabo, La Cordillera, Hato Nuevo, Quita Sueño, Bienvenido, La Pared, entre otros.
Esta cantidad de basura, cuando llueve, es arrastrada por la cañada y, muchas veces, obstruyendo los desagües de un ramal de Guajimía que están próximo adonde Kaipín (solares de ‘Moquete’).
Por allí andan los videos de cómo se pone el cruce de Manoguayabo, hacia dónde va la mayoría de desperdicios y agua, a tal punto que se crea un “brazo de río”, con una fuerza tal que mueve e inunda los vehículos.
Con esta publicación no solo se le hace un llamado al alcalde de Santo Domingo Oeste, Francisco Peña, y a los 15 regidores, sino a la población, que lanza desperdicios sin control y, lo peor del caso, sin sanciones.
Los focos de contaminación que se crean allí son muchos, ya que ahí se lanza hasta animales muertos, en estado de descomposición.
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