Por: Juan Díaz.- La Navidad es una época que tradicionalmente se asocia con la alegría, las luces y las reuniones familiares. Sin embargo, para muchas personas, esta temporada puede traer consigo sentimientos de melancolía y tristeza. Este fenómeno, conocido como depresión navideña o blues de Navidad, es un estado emocional que afecta a un número significativo de individuos cada año.
La depresión navideña, aunque no está oficialmente reconocida en muchos manuales de diagnóstico, es considerada por algunos profesionales como un Trastorno Afectivo Estacional (TAE). Este trastorno se agrava en el hemisferio norte, donde los días son más cortos y la luz solar disminuye, afectando la producción de serotonina en el cerebro y contribuyendo a la tristeza.
Los síntomas pueden incluir carencia de energía, irritabilidad, pensamientos negativos, cansancio persistente y un deseo de aislamiento. Las causas son diversas e incluyen la ausencia de seres queridos, el estrés relacionado con las festividades y conflictos familiares.
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Para combatir esta depresión, es crucial gestionar las expectativas, mantener rutinas saludables y buscar apoyo social. Practicar el autocuidado y considerar la ayuda profesional son pasos importantes para quienes enfrentan este desafío.
A medida que la importancia de la salud mental se vuelve más evidente en nuestra sociedad, es fundamental reconocer y abordar la depresión navideña. Con las estrategias adecuadas, es posible superar esta dolencia y disfrutar de una Navidad más positiva.