Ciudad Juárez (México)/El Paso (EE.UU.) (EFE).- La frontemesa de deportar a los más de once millones de personas que viven sin un estatus legal en EE.UU. y frenar la llegada de migrantes y solicitantes de asilo a través de la frontera con México, con medidas como la construcción del muro prometido durante su primer mandato.
Texas, el único estado fronterizo liderado por un republicano, se presenta ya como el epicentro de los planes migratorios de Trump.
Texas, el gran aliado de Trump en la frontera
La alianza entre la administración entrante y el gobernador Greg Abbott quedó sellada a finales de noviembre, durante una visita de Tom Homan -el futuro ‘zar de la frontera’ de Trump- a la ciudad de Eagle Pass, a las orillas del Río Grande.
Abbott indicó que Texas ya está trabajando con el equipo de transición de Trump, en “acciones, planes y preparaciones” para que cuando el republicano asuma la Presidencia “haya un cambio en la manera en que EE.UU. protege su frontera y su soberanía”.
“Durante su primera administración, nosotros presentamos más de 400 demandas (contra el Gobierno) porque él no se limita a lo que dice la ley”, explicó a EFE Maribel Hernández Rivera, directora de política y asuntos gubernamentales en la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés).
La organización, indicó, está dispuesta a enfrentarse al nuevo Gobierno: “Vamos a ir a los tribunales y obviamente vamos a demandar”.
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A esto se le suma la presión por parte de industrias como la construcción y la agricultura, donde los trabajadores indocumentados forman un porcentaje importante de la mano de obra, que han comenzado a hacer sonar las alarmas sobre las consecuencias negativas que las deportaciones masivas tendrían sobre estos sectores.
Más allá del impacto en sectores específicos, las políticas migratorias de Trump podrían reducir el crecimiento del producto interno bruto de EE.UU. entre 0,1 y 0,4 puntos porcentuales, o entre 30.000 millones y 110.000 millones de dólares en 2025, según un estudio del centro de pensamiento Brookings Institution.
Incertidumbre entre migrantes en México
Desde el otro lado de la frontera, en la mexicana Ciudad Juárez, la preocupación es generalizada.
“Yo veo este año estancado en muchos sentidos, primero porque era un año electoral, todos estaban mirando la fecha de la elección y lo preocupante para nosotros es que los migrantes no son el centro de las políticas y siempre van a tener las repercusiones y consecuencias de lo que se platique”, declaró a EFE Cristina Coronado, Coordinadora del Ministerio para Migrantes de la Sociedad Misionera de San Columbano.
Entre quienes viven esta incertidumbre se encuentra Eva María Sánchez, una migrante de 50 años que busca asilo en Estados Unidos tras escapar de la violencia en su país natal y está preocupada por las amenazas de Trump.
“Sí, a pesar que estoy aquí, me preocupa mucho, que cuando salga la cita, no sé si será verdad o será mentira que la vayan a cancelar, pero le pido a Trump que se ponga la mano en el corazón, que sepa que los inmigrantes no somos todos malos, Yo quiero trabajar y salir adelante”, confesó.
Las caravanas de migrantes no se detienen
Cristina Coronado, otra migrante, advirtió de que la inseguridad por la que pasaron muchos migrantes en su camino hacia el norte fue debido a la corrupción del Gobierno mexicano.
“Vimos como nunca el alto número de secuestros, y esto lo saben las autoridades y no hicieron mucho, y supimos a voz de la misma gente, nos dicen que veían los mismos elementos de los policías en medio de todo esto, involucrados algunos cuerpos policíacos o militares y el Gobierno no hizo mucho o no hizo nada”, aseveró.
El flujo de personas no se detiene y las caravanas de migrantes que parten desde el sur de México, en la frontera con Guatemala, se suceden con la esperanza de llegar a Estados Unidos antes de la investidura de Trump.