¿Cuánto podría durar el binomio formado por el hombre más rico del mundo y el presidente electo de Estados Unidos? Imposible saberlo, pero por ahora Elon Musk y Donald Trump parecen uña y carne.
Musk gastó unos 200 millones de dólares para ayudar a Trump a vencer a la demócrata Kamala Harris en la carrera presidencial y eso le ha dado un acceso sin precedentes a la esfera más cercana al republicano.
El dueño Tesla ha asesorado a Trump sobre los candidatos para la nueva administración, se unió a la llamada telefónica del presidente electo con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y también fue elegido para copresidir un panel asesor sobre la reducción del tamaño de la burocracia federal.
Desde que Musk empezó a acampar en Mar-a-Lago tras las elecciones, se ha especulado sobre cuándo se cansaría Trump de tenerle cerca y de darle consejos sobre la gestión del país.
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“No puedo sacarlo de aquí”, bromeó el republicano de 78 años sobre Musk en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, la semana pasada. “Me gusta tenerlo aquí. Ha hecho un trabajo fantástico, (tiene) una mente increíble”, añadió.
Salvo a la Casa Blanca, Trump no se ha mostrado en ningún sitio sin Musk en las semanas transcurridas desde que venció a Harris. Musk se unió al presidente electo en una reunión con los republicanos de la Cámara de Representantes en Washington y se sentó a su lado en un combate del Ultimate Fighting Championship en Nueva York. Y este martes ambos viajaron a Texas para el lanzamiento un cohete de la empresa SpaceX de Musk.
Pero ¿sobrevivirá este romance a algunas diferencias políticas importantes y a sus propias personalidades? Estos son seis posibles puntos de fricción que podrían separar a Trump y Musk
- Los temperamentos de ambos magnates podrían chocar entre ellos
Musk es conocido por ser adicto al trabajo y un apóstol de las jornadas laborales interminables. Dirige sus empresas como feudos personales en los que rara vez se cuestiona su autoridad.
Desde las líneas de producción de las fábricas hasta la sala de juntas, está acostumbrado a salirse con la suya con un estilo que le lleva a despedir a la gente en el acto y, a veces, a insultar a los empleados.
Trump también es aficionado a despedir y a humillar a las personas en público, exige lealtad total y en el pasado le ha molestado compartir el protagonismo con otros. Le gusta enfrentar entre sí a sus asesores y miembros del gabinete, según antiguos colaboradores.
La semana pasada Musk ya tuvo su primera pelea pública con Boris Epshteyn, funcionario de la transición de Trump, según reportó el sitio de noticias Axios. Y el sábado apoyó abiertamente al millonario Howard Lutnick para el cargo de secretario del Tesoro, poniendo a prueba su influencia. Finalmente Trump nombró este martes a Lutnick como secretario de Comercio, dejando entre ver que sí se deja influenciar por la opinión de Musk, pero no del todo.
2. Las posturas sobre el cambio climático podrían enfrentar a los dos hombres de negocios
Musk invirtió en Tesla en 2004, en parte por su preocupación por el calentamiento global. En 2017, renunció a asesorar a Trump en protesta contra la decisión del republicano de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático.
“El cambio climático es real. Abandonar París no es bueno ni para Estados Unidos ni para el mundo”, escribió entonces Musk en Twitter (red social que luego compró y pasó a llamarse X).
Se espera que Trump, que ha calificado el cambio climático de “engaño”, abandone de nuevo los compromisos de Estados Unidos después de que el presidente Joe Biden volviera a unirse al Acuerdo de París en 2020.
Sin embargo, Musk ha cambiado de opinión recientemente, diciendo a Trump durante una conversación en directo en X en agosto que “si dentro de 50-100 años somos mayoritariamente sostenibles creo que probablemente estará bien (abandonar los acuerdos)”.
3. Llevar a EEUU a una transición energética podría enemistar a Musk y Trump
Musk ha apostado por la transición energética, haciendo fortuna con los coches eléctricos Tesla y desarrollando tecnología de baterías domésticas y paneles solares.
Trump hizo campaña con el lema “perfora, cariño, perfora” y se espera que apruebe nuevas infraestructuras y permisos para combustibles fósiles, abriendo incluso a las empresas petroleras y gasíferas terrenos federales protegidos.
Para reforzar su postura, el presidente electo sugirió como secretario de Energía a Chris Wright, un magnate del fracking, un método de extracción de hidrocarburos denunciado por los defensores del medio ambiente.
Wright ha rechazado públicamente la realidad del cambio climático causado por la acción humana y la transición energética el año pasado.
4. China puede ser un divisor de la buena relación de Trump y Musk
La agresiva posición de Trump sobre China y el riesgo de una guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo podría ser otra espina en la relación entre los millonarios.
China es un mercado importante para Tesla, donde la compañía tiene una de sus llamadas “gigafábricas” y trata de competir con las automotrices nacionales.
Musk nunca dice una palabra negativa sobre el gobernante Partido Comunista, lo que lo enfrentaría con los opositores de la política y desarrollo en China, como el senador estadounidense Marco Rubio, que ha sido nominado como futuro jefe de la diplomacia.
5. El gasto controlado para el cargo que ocupará Musk puede ser una causa de conflicto con el presidente electo
Musk, que no escatima gastos en sus propias empresas, ha recibido el encargo de Trump de dirigir lo que llamaron Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés)”, encargado de recortar el gasto público.
Es más fácil de decir que de hacer, y los planes para recortar programas se enfrentarán casi con toda seguridad a un fuerte rechazo político, incluso por parte de los republicanos.
A medida que se acerquen las elecciones de medio mandato, los intereses políticos de Trump podrían chocar con los recortes duros. Tanto si se trata de rescatar los cheques de Medicaid para los pobres como de repartir contratos de defensa a los benefactores, las prioridades políticas de Trump podrían alejarse de las de Musk.
6. Los enemigos de Musk no son los mismos que los de Trump
La complicada relación y rivalidades personales de Musk con las principales empresas tecnológicas de Silicon Valley se remontan a décadas atrás.
El presidente Trump tendrá que entablar relaciones con esos jefes y se espera que Musk se enfrente a innumerables conflictos de intereses.
¿Podrá Musk, que posee su propia empresa de inteligencia artificial, quedarse callado si Trump defiende OpenAI, la compañía respaldada por Microsoft en cuya creación Musk desempeñó un papel clave hace una década?
Si el fundador de Amazon, Jeff Bezos, consigue que Trump le escuche, ¿toleraría Musk que un rival de SpaceX se acercara al santuario de la Casa Blanca?
Univisión Noticias
Por: Itzel Olivo