Después de una cirugía el cuerpo se enfrenta a múltiples cambios fisiológicos que necesitan atención especial para garantizar una recuperación adecuada; en este contexto, los masajes linfáticos se han convertido en una técnica fundamental.
La masajista colombiana Adalid López, experta en el campo de la terapia linfática, asegura que uno de los principales beneficios de los masajes linfáticos es su capacidad para drenar el exceso de líquidos que el cuerpo acumula después de una cirugía, especialmente en procedimientos estéticos como liposucciones o abdominoplastias.
“La cirugía genera retención de líquidos y los masajes linfáticos son clave para activar el sistema linfático y eliminar esta acumulación de manera segura y rápida”, afirma López.
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La experta destaca que el dolor e inflamación postquirúrgicos son normales, pero pueden ser mitigados significativamente con masajes linfáticos. “El masaje linfático es suave y dirigido a los ganglios linfáticos, lo que facilita la reducción de la hinchazón sin causar dolor adicional. Esto mejora el confort del paciente y acelera la cicatrización”, explica López.
López enfatiza que los masajes linfáticos no solo contribuyen a una recuperación más rápida, sino que también ayudan a prevenir complicaciones comunes como la fibrosis y la formación de seromas. “La fibrosis es la formación de tejido cicatricial duro que puede afectar el resultado estético de la cirugía. Los masajes linfáticos ayudan a evitar que el tejido cicatrice de manera anormal, manteniendo la suavidad en la piel”, añade.
La especialista sugiere que los pacientes inicien los masajes linfáticos pocos días después de la cirugía, siempre bajo la supervisión del cirujano. “Cuanto antes se inicien, mejor será el proceso de recuperación. El masaje favorece una mejor oxigenación y nutrición de los tejidos, promoviendo una cicatrización más rápida y saludable”, comenta López.
López insiste en que cada paciente es único, por lo que es importante que los masajes sean personalizados de acuerdo a las necesidades específicas de cada uno. “El masaje debe adaptarse al tipo de cirugía, la condición de la piel del paciente y su estado general de salud. No se debe generalizar el tratamiento; siempre es mejor contar con un terapeuta certificado que ajuste la técnica”.
Como recomendación final, López destaca la importancia de mantener una buena hidratación después de los masajes para ayudar a la eliminación de toxinas y líquidos retenidos. También sugiere seguir al pie de la letra las indicaciones del cirujano respecto a cuidados postoperatorios adicionales como el uso de fajas o reposo.
En conclusión, los masajes linfáticos son una herramienta clave para garantizar una recuperación postoperatoria más rápida y efectiva. Siguiendo las recomendaciones de Adalid López, los pacientes pueden beneficiarse enormemente de esta técnica, siempre que se realice de manera profesional y personalizada. Con el cuidado adecuado, no solo se acelerará la sanación, sino que se reducirá el riesgo de complicaciones, mejorando notablemente el resultado final de la cirugía.