Mamá Tingó, cuyo nombre real era Florinda Soriano Muñoz, nació el 8 de noviembre de 1921 en Villa Mella, República Dominicana. Aunque provenía de una familia de origen humilde y pasó la mayor parte de su vida en zonas rurales, se convirtió en una de las líderes campesinas más influyentes en la historia del país. Su historia es un reflejo de la lucha de los campesinos dominicanos en defensa de sus tierras y sus derechos.
Creció en un entorno marcado por la pobreza y la falta de oportunidades, en una época en la que el país vivía profundas desigualdades sociales. Como muchas mujeres de su época, apenas tuvo acceso a educación formal, pero su fuerte sentido de justicia y su compromiso con la comunidad la llevaron a interesarse en las causas sociales.
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Matrimonio y Trabajo en las Tierras
A los 30 años, Mamá Tingó se casó con Felipe Tejada y se mudó a Hato Viejo, Yamasá. Juntos trabajaban como agricultores y vivían de lo que la tierra les daba.
Al igual que la mayoría de los campesinos, no eran propietarios legales de las tierras que cultivaban, sino que trabajaban en terrenos pertenecientes a terratenientes que luego exigían pagos en especie o imponían restricciones. Esta situación de abuso de poder generaba conflictos entre los campesinos y los terratenientes, lo que a menudo resultaba en desalojo y pérdida de sustento para familias enteras.
La Lucha Campesina
En los años 70, en plena dictadura de Joaquín Balaguer, Mamá Tingó se unió a la Federación de Ligas Agrarias Cristianas, organización que abogaba por los derechos de los campesinos. Esta entidad buscaba promover la reforma agraria, un tema de gran tensión en el país. La situación era especialmente dura en Hato Viejo, donde el terrateniente Pablo Díaz reclamaba como suyas las tierras donde los campesinos cultivaban.
Mamá Tingó, se convirtió en una defensora férrea de los derechos de su comunidad. Lideró protestas, enfrentó desalojos y denunció el acoso constante de Díaz y sus representantes. Su figura, una mujer mayor y analfabeta, comenzó a ganar notoriedad, pues su fuerza y determinación desafiaban el orden impuesto por los terratenientes.
Su Asesinato y Legado
El 1 de noviembre de 1974, Mamá Tingó fue llamada a una audiencia en Monte Plata para responder a una denuncia por ocupar tierras. Sin embargo, al llegar, fue emboscada por el capataz de Pablo Díaz. Al tratar de defenderse con un machete, fue asesinada de dos disparos a quemarropa. Su muerte conmocionó al país y marcó un antes y un después en la historia de la lucha campesina dominicana.
A partir de su muerte, Mamá Tingó se convirtió en un símbolo de resistencia. En su honor, varias organizaciones campesinas y de derechos humanos continuaron su labor en favor de la reforma agraria y la protección de los derechos de los campesinos.
La historia de Mamá Tingó es la de una mujer que, sin educación formal ni apoyo institucional, defendió sus tierras y a su comunidad hasta sus últimos momentos. Su sacrificio inspiró un movimiento que todavía hoy, décadas después, recuerda su lucha y reivindica sus ideales. Mamá Tingó es recordada como una mártir de la causa campesina en República Dominicana y un símbolo de dignidad y justicia social para el pueblo dominicano.
Por: Itzel Olivo