Los republicanos han consolidado su control del Senado y están muy cerca de dominar completamente el Capitolio al ampliar su mayoría en la Cámara de Representantes, lo que los coloca a un paso de obtener el control total del gobierno federal. La victoria republicana en el Senado se confirmó incluso antes de que se resolviera la presidencia, recuperando una cámara que habían perdido hace cuatro años.
Desde 2020, cuando los demócratas ganaron dos escaños en Georgia mediante elecciones de segunda vuelta, habían mantenido una mayoría mínima en el Senado, con solo 51 votos. Sin embargo, en estos comicios, los republicanos superaron las expectativas: Bernie Moreno derrotó al veterano demócrata Sherrod Brown en Ohio, y el exgobernador Jim Justice se hizo con el escaño de Virginia Occidental, ocupado anteriormente por Joe Manchin, quien se retiró tras declararse independiente.
La reñida contienda también mostró el poder de la alianza republicana en estados tradicionalmente conservadores como Nebraska y Texas, donde el respaldo de Trump resultó decisivo. Ted Cruz, apoyado por el expresidente, retuvo su escaño en Texas con un cómodo 54% frente al 44% de su oponente demócrata, Colin Allred.
Los demócratas se enfrentaron a una dura batalla este año, defendiendo 23 escaños en el Senado frente a los 11 de los republicanos, una desventaja que se sumó a la presión generada por la percepción negativa de los votantes respecto a la economía y la inflación bajo la administración Biden.
En estados clave como Arizona, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, el 24% de los votantes indicaron que la economía era su principal preocupación, según una encuesta de Siena College.