Por Ling Almánzar
Si Haití sigue sumido en el caos y la violencia, su problema migratorio podría desbordarse y llegaría a convertirse no solo en una amenaza para República Dominicana, sino también para Estados Unidos y otros países, volviéndose “un tema de desestabilización en la región”. Así lo ha advertido el profesor Iván Ernesto Gatón, un reputado experto en geopolítica.
“Temas como el de Haití no es problema de un gobierno, es un problema del Estado; la élite política y económica deben tener un proyecto de cuarenta o cincuenta años con relación al tema haitiano“, dijo en el programa El Día por el canal 11.
Gatón razona que la comunidad internacional no ha priorizado la intervención en Haití, debido a que este país no tiene relevancia a nivel de geopolítica mundial, y además, esas potencias han dejado que República Dominicana siga sobrellevando la carga migratoria haitiana.
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“Se está jugando un cambio del mundo y Haití no tiene ese significado tan importante… además, Haití su presión se disipa con el vecino. Nosotros somos la válvula de escape”, expresa.
Dice que, según sus investigaciones, Washington estaba preocupado porque miembros de Hezbolá estaban en Haití, y destaca que el islam se caracteriza por realizar prácticas de solidaridad, dándoles alimentación y educación religiosa a los haitianos.
El experto observa, además, que el tema de las pandillas se le ha ido de las manos a Estados Unidos, puesto que hay ver de dónde proceden las armas que usan esas bandas.
Subraya que como Haití no tiene grandes recursos naturales, no recibe tanta importancia por parte de las grandes potencias, contrario a Venezuela, que tiene gran relevancia por sus reservas de petróleo y otros recursos.
Por cierto, recuerda que el petróleo es fundamental para Estados Unidos; por eso es que Venezuela representa un asunto prioritario para Washington.
Gatón ofrece su diagnóstico geopolítico mundial: “No nos estamos dando cuenta que las grandes potencias se están disputando qué orden van a imponer; las guerras dejan grandes recursos”… en definitiva, vivimos en “un mundo que ha cambiado y seguirá siendo incierto”.
