Por Carlos Arturo Guisarre. Los dominicanos tienen el hábito de honrar de sus compromisos financieros. La morosidad del sistema financiero del país es de 1.3% al cierre de mayo 2024.
Esto quiere decir que de cada 200 préstamos que se aprueban al público, quizás solo dos se dejan de pagar, de acuerdo con el dato extraído de una página abierta del Banco Central de la República Dominicana, titulada “Evolución y resiliencia del sistema financiero dominicano”.
En la página abierta, el Banco Central ubicó el contexto del crecimiento del sistema financiero, con la evolución de la cartera de créditos como un elemento descatable. Desde mayo de 2023 a 2024, el total de créditos netos otorgados por el sistema financiero se situó, dijo la página abierta, en torno a 2,000,000 millones DOP, para un crecimiento de 353,000 millones DOP, un 21.5%.
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“Tal evolución de la cartera de crédito se ha logrado, a su vez, con niveles de morosidad crediticia históricamente bajos, cerrando el mes de mayo de 2024 con apenas 1.3% para el sistema financiero y de tan solo 1.2% para la banca múltiple. En ese sentido, la banca múltiple mantiene niveles de riesgo crediticio inferiores a las entidades bancarias en El Salvador (1.9%), Honduras (2.1%), Costa Rica (2.3%), Guatemala (2.3%) y Panamá (4.0%), evidenciando que nuestras entidades de intermediación financiera han suplido crédito en consonancia con los criterios macroprudenciales en este ámbito”, expresó el Banco Central en su página abierta.
Partiendo de las cifras al cierre de mayo de 2024, el Banco Central reportó que los activos del sistema financiero totalizaron RD$3,645,637 millones, para un crecimiento de RD$544 mil millones con respecto a mayo de 2023, representando una tasa de expansión de 17.5%, al menos tres veces lo que creció el producto interno bruto (PIB) general.
“Este crecimiento representa el mayor incremento interanual desde mayo de 2020, acumulando desde entonces un crecimiento relativo de 71%, constatando la resiliencia del sistema financiero para absorber choques externos, como el impacto económico sin precedentes de la pasada pandemia del COVID-19 en 2020, los episodios de turbulencia financiera internacional observados en 2023, así como las tensiones geopolíticas que han dominado el escenario global”, explicó el Banco Central.