Al menos once personas murieron y otras treinta resultaron heridas este viernes en un bombardeo contra dos campos de desplazados de Goma, una de las más ciudades más pobladas del este de la República Democrática del Congo (RDC), informó la ONU a EFE.
Líderes comunitarios atribuyeron el ataque al grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23).
“Podemos confirmar el ataque a los campos de desplazados de Lac Vert y Mugunga, que ha causado once muertos y al menos treinta heridos”, dijo a EFE Rachel Criswell, representante del la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Kinsasa, capital de la RDC.
Las bombas impactaron en dos partes de Lac Vert y en una de Mugunga, en las afueras de Goma, detalló Criswell.
La misión de paz de la ONU en la RDC (Monusco), que condenó el ataque en un comunicado, precisó que al menos seis niños habían fallecido a causa del ataque.
Según Dedesi Mitima, líder comunitario de Lac Vert, nueve personas murieron en el bombardeo, mientras que otras dos recibieron disparos mortales de los rebeldes tras “salir a la calle a manifestarse”.
“Hay una enorme tensión que nunca había visto aquí”, aseguró Mitima al diario local 7sur7, después de que los combates entre el Ejército congoleño y los rebeldes del M23 se reanudaran en las últimas horas tras semanas de calma.
Aunque el grupo no se ha atribuido el ataque y la ONU tampoco ha confirmado los autores del mismo, fuentes locales apuntaron a que las bombas procedían de la línea de frente, cerca de la ciudad de Sake, próxima a Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte.
El ataque ha paralizado los barrios de Lac Vert y Mugunga, donde viven personas que han tenido que abandonar sus hogares por el conflicto.
En su comunicado, la representante especial del secretario general de Naciones Unidas en la RDC y jefa de la Monusco, Bintou Keita, denunció esta “escalada de violencia indiscriminada contra civiles de Kivu del Norte”.
También instó a las autoridades congoleñas a llevar ante la justicia a los responsables de los bombardeos, que son “una flagrante violación de los derechos humanos y del derecho internacional, y podrían constituir un crimen de guerra”.
El M23 reactivó los combates el pasado 1 de octubre, después de meses de calma relativa.
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Desde entonces, ha avanzado por varios frentes hasta situarse a unos veinte kilómetros de Goma, que ocupó durante diez días en 2012, antes de retirarse por la presión de la comunidad internacional.
Los insurgentes han tomado el control de carreteras que unen el resto del país con esa estratégica ciudad, de más de un millón de habitantes y base de numerosas ONG internacionales e instituciones de la ONU.
Aparte de la crisis humanitaria, sus combates desencadenaron graves tensiones entre la RDC y Ruanda por la presunta colaboración de Kigali con el grupo rebelde, extremo que las autoridades ruandesas siempre han negado, pese a haber sido confirmado por la ONU y pese al apoyo público al M23 por parte del presidente ruandés, Paul Kagame.
A su vez, Ruanda y el M23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las rebeldes Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), fundadas en el año 2000 por cabecillas del genocidio de 1994, y otros ruandeses (hutus) exiliados en RDC para recuperar el poder político en su país. Colaboración también confirmada por la ONU.
Desde 1998, el este de la RDC está sumido en un conflicto alimentado por milicias rebeldes y el Ejército, a pesar de la presencia de la Monusco.
EFE