Tras dos días de escalada de la violencia en Haití, una atmósfera de tensa calma inunda este sábado la capital y el área metropolitana de Puerto Príncipe, ante el temor de que se reproduzcan incidentes armados que mantienen aterrorizada a la población.
En las dos jornadas previas se registró al menos una veintena de heridos y seis agentes policiales fueron asesinados por las bandas armadas en Canaan (asentadas en el norte de la capital haitiana) durante su ataque el jueves a la subcomisaría de Bon Repos, según los datos del sindicato de la Policía.
Ante estos actos, la Policía Nacional Haitiana se muestra dispuesta a luchar para resolver el problema de inseguridad en el país, donde se suceden las manifestaciones para exigir la salida del poder del primer ministro haitiano, Ariel Henry, protestas violentas en las que se levantan barricadas en llamas.
Manifestantes y bandas armadas coinciden en el objetivo de sacar al primer ministro del poder y, según afirmó este viernes Jimmy Chérizier, alias ‘Barbecue’, autoproclamado líder de la coalición de grupos armados conocida como ‘Vivre Ensemble’, los policías no son su objetivo, sino que realmente están “librando una batalla para liberar el país”.
En este contexto de violencia, miles de familias siguen huyendo de las zonas controladas por las bandas armadas y aumenta el número de refugiados.
También, según medios locales, el caos reina en el Hospital General de Puerto Príncipe ante la tensión que se vive en sus proximidades, por lo que tanto pacientes como profesionales han huido estos días de las instalaciones.
La escalada de violencia se desató el jueves después de que el primer ministro de Bahamas, Phillip Davis, asegurara que su par haitiano, Ariel Henry, se había comprometido a celebrar elecciones antes del 31 de agosto de 2025.
Este viernes Kenia y Haití firmaron en Nairobi un acuerdo bilateral solicitado por los tribunales del país africano para permitir el despliegue de un contingente de 1.000 policías de esa nacionalidad, dentro de la misión multinacional de apoyo a la seguridad que los kenianos liderarán y a la que la ONU dio su visto bueno en octubre pasado.
Este nuevo incremento de la tensión supone un escalón más en la difícil situación que atraviesa Haití desde hace años, agravada tras el asesinato en 2021 del presidente Jovenel Moise y que tiene al país sumido en una aguda crisis social, política y económica y bajo el terror que imponen las bandas armadas con sus matanzas, secuestros, violaciones y ataques.