La reciente tragedia desatada por una fumigación negligente en el apartamento nueve de la Torre Da Silva, en Piantini, ha dejado al descubierto una serie de fallos sistémicos en el acceso y manejo de productos químicos.
El caso de la familia Acra Ruíz no es la primera desgracias que acontece en el país, como lo demuestran trágicos eventos del pasado.
En ese sentido, el programa N Investiga, de la periodista Nuria Piera, se remontó al 2002, con la muerte del exdiputado Emilio Crespo debido a la exposición a herbicidas, y más tarde, en 2014, el fallecimiento de Nury Balestra y su amiga Alicia de Los Santos. Estos son ejemplos de tragedias similares, todas relacionadas con la fumigación imprudente.
La muerte de Adelle Ruiz León, y su bebé de apenas dos meses de edad, así como la hospitalización de su esposo y su hijo, Luis José Acra González y Luis José Acra Ruiz, despertó sentimientos tanto en víctimas de fumigaciones , como en los familiares de fallecidos.
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Tal y como expone el programa de investigación, detrás de estas desgracias, se encuentran una serie de factores desencadenantes y una cadena de responsabilidades que no pueden ser ignoradas. Desde la contratación de personal no calificado hasta la falta de cumplimiento de protocolos de seguridad, cada eslabón de esta cadena lleva consigo las consecuencias mortales de la negligencia.
La responsabilidad no recae únicamente en quienes realizan la fumigación, sino también en aquellos que contratan estos servicios sin tener en cuenta las medidas de seguridad y los antecedentes de los contratistas.
En el caso presente, la propietaria del apartamento, Karina Baussan, quien tiene vínculos con un pasado turbio, debe ser llamada a rendir cuentas por su papel en esta tragedia.
¿Quién es Karina Baussan?
N Investiga reveló que la propietaria del apartamento es una puertorriqueña de 50 años, residente en Florida, Estados Unidos, en cuyo perfil de Linkedin se identifica como coach de vida.
Su cédula dominicana está cancelada por el sistema antifraude y está relacionada con un caso que concitó gran atención no solo en Haití sino a nivel internacional, al punto que medios como Al-Jazeera reseñaron la noticia.
Es esposa de Clifford Harry Brandt, miembro de una de las familias más influyentes de Haití pero también acusado de encabezar una red de narcotraficantes y secuestradores, con la complicidad de policías y ex policías entre los que figuran Thébée “Febe” Marc-Arthur, comandante del equipo antiemboscadas de la Seguridad Presidencial, Jacques Darly, oficial de la Brigada de Asuntos Penales de la Policía Nacional de Haití, y Frantz Aristil, jefe de la comisaría de policía de Puerto Príncipe.
En 2012, el esposo de Karina Baussan fue condenado a 20 años de prisión tras confesar que secuestró a Coralie y a Nicolas Morosco, quienes en ese entonces tenían 23 y 24 años, hijos de un empresario rival con el que se enfrentó por una licitación para autobuses y por cuya liberación pidió 2.5 millones de dólares.
En 2014, Brandt logra escaparse de la cárcel de máxima seguridad pero es detenido 48 horas después en la frontera dominicana.
Según reportaron medios nacionales en aquella ocasión, fuentes de inteligencia que participaron en el interrogatorio de Brandt, dijeron que este iba a reunirse en el país con su esposa que viajó desde Puerto Rico para llevárselo a esa isla en yola.
Precisaron que en ese momento, él se negaba a identificar a su esposa, esa que hoy, 10 años después, es señalada por el Ministerio Público debido a que, según el expediente, “de manera negligente, imprudente e inobservando las normas de seguridad”, contrata a George Thevenet, un francés que reside en el país desde 1987 y se dedica a hacer muebles y esculturas con trozos de maderas, algo muy lejano a la fumigación, sobre todo con la sustancia empleada “fosfina, fosfuro de aluminio”.
En lo que respecta al caso de la familia Acra Ruiz, Karina Baussan no está exenta de responsabilidad civil, según lo explicado por el abogado Francisco Álvarez Martínez.
A continuación el programa completo con todos los detalles:
