Madrid – Leonor de Borbón y Ortiz está llamada a ser la primera reina de la democracia en España, un cargo de máxima responsabilidad institucional para el que se ha preparado desde que nació en un entorno familiar marcado por la discreción y la protección de su intimidad, lo que ha limitado el conocimiento de su personalidad.
El inicio de su formación castrense en la Academia de Zaragoza el pasado 17 de agosto, las fotos con uniforme militar, su jura de bandera y su estreno en la recepción de la Fiesta Nacional han supuesto un punto de inflexión en cuanto al impacto mediático que la princesa ha tenido en la ciudadanía.
En el Palacio de la Zarzuela, hay satisfacción por cómo han discurrido los dos últimos meses y cómo está afrontando su papel institucional y académico. “Le gusta lo que hace, está comprometida. Con todos los focos que tiene, lo está haciendo bien. Es algo que tiene mérito”, destacan fuentes de la Casa Real.
Quienes la conocen de cerca la describen como una persona “tranquila, prudente y concienzuda” en el desempeño de sus obligaciones, tanto las institucionales como las académicas, y que “se adapta bien” a cualquier reto que tiene que afrontar.
De su estancia en la academia de Zaragoza ven positivo que esté conviviendo con “la diversidad de España”, al haber compañeros de distintas capas sociales, y valoran que “tenga respeto por todos” con independencia de su situación personal o económica.
Cine, teatro, Harry Styles…
A ello también ha contribuido su paso por el internado de Gales (Reino Unido) en el que estudió hasta mayo los dos años de bachillerato con jóvenes de más de 80 países, de razas y religiones y donde tenía que limpiar su habitación o lavar su ropa.
De ahí que en su círculo cercano valoren que Leonor de Borbón, desde pequeña y al igual que su hermana, la infanta Sofía, no se haya criado como una princesa a la antigua usanza, sino que sepa hacer tareas domésticas como un ciudadano de a pie.
“Es una persona que tiene autonomía”, inciden las fuentes, quienes apuntan el papel destacado que ha tenido la reina Letizia para educarla con esta actitud.
La Casa del Rey nunca ha facilitado información sobre los gustos y pasatiempos de la princesa, aunque sus salidas con los reyes y su hermana han constatado su apego por el cine, el teatro y el ballet, además de por la lectura y por cantantes de moda como el británico Harry Styles.
No se le conoce especial afición por algún deporte, más allá del practicado en el colegio y de alguna escapada con sus padres para esquiar.
En la Academia de Zaragoza es preceptivo hacer carrera continua, como le tocó hacer tras el toque de diana, como una cadete más, el día en que juró bandera el 7 de octubre.
Sin entrevistas
Leonor de Borbón no comparte la pasión por la vela que desde pequeños tuvieron su padre, su abuelo, Juan Carlos I, y su bisabuelo, don Juan de Borbón, además de sus tías, las infantas Elena y Cristina.
Hasta ahora, la heredera no ha ofrecido ninguna entrevista, algo que si hizo su padre al cumplir los 18 años, y su contacto con los medios de comunicación se ha ceñido a algunas conversaciones que la familia real ha tenido tras sus posados veraniegos en Palma, en las que la princesa apenas ha intervenido.
“Le falta ser más espontánea, pero hay que tener en cuenta que solo tiene 18 años”, apunta a EFE un alto cargo de una de las entidades que ha trabajado con la heredera al trono.
Aunque por la serenidad y confianza que desprende en sus actos algunos equiparan más su personalidad a la de Felipe VI, otros observan también rasgos de su madre, como que es “muy comunicativa”, a pesar de su aparente timidez.
De ambos le atribuyen la cualidad de ser muy esmerada y meticulosa a la hora de documentarse y prepararse los actos en los que participa.
“Sensibilizada” con la igualdad
Una de las personas que ha aireado algunos rasgos de Leonor es la tutora que tuvo en el internado de Gales.
En la graduación, destacó su “amor por las conversaciones profundas, su decidida pasión por aprender y comprender a los demás” y también su “sentido del humor”.
Otro de los aspectos que resaltan de ella es que está “muy sensibilizada con el tema de la mujer”, una propensión inculcada especialmente por la reina y que aspira a plasmar en el equipo que forme en un futuro a medio plazo cuando disponga de una estructura propia en el organigrama de la Casa del Rey.
Como guiño al papel de su madre, la princesa fue la que decidió que en su galleta del uniforme militar aparecieran sus dos apellidos “Borbón Ortiz”, en vez de optar solo por el de su padre.
La futura reina es bilingüe en español e inglés, habla francés, aunque en este idioma aún no se la ha escuchado, y también ha estudiado catalán, del que se ha destacado su buena pronunciación, y árabe.
En el vídeo familiar que la Zarzuela distribuyó en enero de 2018 por el 50 cumpleaños de Felipe VI, se descubrió que la princesa era zurda por cómo cogía la cuchara al comer.
EFE