Una réplica de magnitud 3,9 sobresaltó a los marroquíes el domingo, mientras rezaban por las víctimas del terremoto más fuerte del país en más de un siglo, mientras soldados y cooperantes llevaban agua y suministros a poblados de montaña en ruinas. Más de 2.000 personas habían muerto, una cifra que se esperaba siguiera subiendo.
La ONU estimó que más de 300.000 personas habían sido afectadas por el desastre en Marrakech y alrededores y algunos marroquíes se quejaban en redes sociales de que el gobierno no permitiera más ayuda internacional. Había equipos internacionales preparados para desplegarse, pero seguían esperando a que el gobierno solicitara su asistencia.
“Sabemos que hay una gran urgencia para salvar a gente y buscar bajo los restos de los edificios”, dijo Arnaud Fraisse, director de rescatistas Sin Fronteras, que tenía un equipo bloqueado en el aeropuerto de París el domingo a espera de recibir permiso de Marruecos para entrar en el país. “Hay gente muriendo bajo los escombros y no podemos hacer nada para salvarla”.
Los que se quedaron sin hogar o tenían miedo de las réplicas tras el sismo del viernes por la noche durmieron al raso el sábado en las calles de la antigua ciudad de Marrakech o bajo carpas improvisadas en poblaciones de las montañas del Atlas como Moulay Brahim, una de las más afectadas. Los mayores destrozos se produjeron en pequeñas comunidades rurales difíciles de alcanzar para los rescatistas debido al terreno escarpado.
Esas mismas zonas se vieron remecidas de nuevo el domingo por un temblor de magnitud 3,9, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. En un primer momento no estaba claro si el temblor había causado más daños o bajas, aunque probablemente había sido lo bastante fuerte para tensar los nervios en zonas donde el terremoto dejó edificios inestables y la gente hablaba de su temor a las réplicas.
El temblor del viernes derribó edificios en pueblos y ciudades de montaña que no estaban construidos para resistir un sismo tan poderoso. Se había confirmado la muerte de unas 2.012 personas y al menos 2.059 heridos, de los que 1.404 estaban críticos, según reportó el sábado por la noche el Ministerio marroquí del Interior.
“Sentimos un fuerte temblor como si fuera el fin del mundo”, dijo Ayoub Toudite, residente en Moulay Brahim. “Diez segundos, y todo se había venido abajo”.
Las banderas ondeaban a media asta en Marruecos después de que el rey, Mohammed VI, ordenara tres días de luto nacional a partir del domingo. El ejército movilizó equipos especializados de búsqueda y rescate y el rey ordenó que se proporcionara agua, raciones de comida y cobijo a los que habían perdido sus hogares.
AP