Artistas sostuvieron la noche de este sábado que hacer una tercera temporada de la franquicia The Voice es un insulto a la clase artística de la República Dominicana, debido a los incumplimientos que han tenido los productores ejecutivos de este certamen con el personal que laboró en las dos primeras entregas.
En el programa N Investigación Periodística, artistas y presentadores de la talla de Milly Quezada, Eddy Herrera, Álex Matos y Luz García, indicaron han escuchado que se realizará una tercera temporada enfocada en niños, lo que consideraron un insulto a la inteligencia de los artistas dominicanos.
Quezada señaló que una tercera temporada de la franquicia, traída a la República Dominicana por el empresario Ariel Niña, es añadirle un insulto a lo que constituye una “farsa”.
“Pero entonces hay que esperar ahora que ellos inviertan en una tercera temporada para comenzar a saldar parte de lo que hay en la primera temporada, o la mayor parte de la segunda”, dijo Quezada, a quien el show le debe casi 650 mil pesos.
Mientras que la presentadora Luz García expresó su temor de que en una tercera temporada otro grupo de trabajadores sea tomado por los productores ejecutivos de “conejillos de indias”, como ocurrió con el personal de las dos primeras temporadas, incluida ella, a la cual se le debe más de un millón de pesos.
Además del adeudamiento con el personal, es el sacrificio, pues estos trabajaron por jornadas kilométricas en las dos primeras temporadas, desde las 16 hasta las 24 horas corridas.
El merenguero Eddy Herrera también se quejó de que los productores ejecutivos no tuvieron consideración con los talentos al no notificarles sobre las dificultades en los pagos, algo que ellos entenderían de haber una comunicación previa.
“Si yo te digo a ti te voy a pagar el 30 lo que lo que te tengo que pagar Y yo sé que el 29 no tengo el dinero completo, yo te voy a decir…Me puedes regalar tres días, dos días, una semana? Pues te aseguro que esa persona me va a entender. No existió nunca eso. Nunca se nos llamó”, señaló Herrera.
A mediados del pasado año, Milly Quezada, considerada como la Reina del Merengue, decide interponer una denuncia por incumplimiento de pago. Incluso tiene audiencia fijada para el próximo 8 de agosto. Los demás talentos aún no han contemplado acudir a los tribunales pero no lo descartan.
Todavía no se explica qué pudo originar el debable financiero del programa, ya que según María Eugenia Ruíz, relacionista pública de la marca en el país, las ejecutivas de ventas aseguraron que los clientes pagaron todos sus compromisos, aunque los rumores sostienen que ese dinero entraba a una de las cuentas de los socios, quien lo utilizaba para uso personal.
La principal teoría, según una fuente cercana a la producción ejecutiva, es que el presupuesto inicial de la primera temporada era de 1.5 millones de dólares y se disparó llegando a casi el doble, 2.5 millones de dólares.
Es decir que la segunda temporada inicia arrastrando el déficit de la primera, atribuido, según la fuente, a sobrevaluaciones y manejo poco eficiente de los fondos.
Supuestamente deciden continuar porque ya el programa estaba al aire e interrumpirlo implicaba la posibilidad de perder la licencia mientras mantenían promesas de pago que parecen buscar cumplir a partir de una tercera temporada, representando otra muestra de cómo inversionistas se burlan del talento local.
Ante esto, el productor ejecutivo principal del show, Ariel Nina, envió una comunicación a N Investigación Periodística, en la que expresó que la primera temporada de The Voice Dominicana inició con altos costos de producción y tuvieron dificultades para tener otros patrocinadores, aunque aseguró que solo quedaron pendientes unos “pocos pagos” de proveedores y se ha ido pagando.
En la segunda temporada, dijo Nina en su comunicación, se desvincularon varios socios y entraron otros nuevos, con quienes se trabajó un financiamiento a través de la empresa ACR en Estados Unidos, que después de ser aprobado no se materializó.
En la tarde del viernes, después de haber entrevistado a los talentos y colaboradores del proyecto y solicitar entrevistas a los productores ejecutivos, los coaches y presentadores reciben actos de intimación para que “se abstengan de continuar con lo que han denominado una campaña mediática en su contra”, en lo que pareciera ser un mecanismo de amedrentamiento.
