Un paso necesario para algunos, “una caza de brujas” para otros: la histórica acusación contra Donald Trump arroja nueva luz sobre las profundas fracturas partidistas de Estados Unidos.
La escalada judicial ha colocado en el tapete noticioso y político al expresidente republicano (2017-2021), un líder que evidenció y amplificó la polarización del país.
Desde los primeros anuncios de su inculpación por parte de la justicia de Nueva York en un sonado caso, parlamentarios republicanos se apresuraron a denunciar en la red Twitter una “persecución política”, considerándolo “un escándalo absoluto” y “un día triste para Estados Unidos”.
Los legisladores se plegaron con sus declaraciones en medios y las redes en torno al candidato presidencial, erigido en una suerte de mártir.
Incluso su correligionario Ron DeSantis, gobernador de Florida que coquetea con lanzarse a la carrera presidencial en 2024 y visto como principal rival para el magnate, acudió en apoyo de Trump calificando la acusación de “contraria a los valores de Estados Unidos”.
En el lado demócrata, se contentaron con recibir tímidamente el anuncio diciendo que “nadie está por encima de la ley”.
– “No es mi presidente” –
Uno de los pocos que guarda silencio al respecto es el presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, quien no ha lanzado oficialmente su campaña pero sabe que cualquier comentario podría alimentar el argumento del magnate republicano de que es víctima de uso político de la justicia.
“Hoy, la opinión pública ve todo a través del prisma de las divisiones políticas”, dijo Wendy Schiller, profesora de ciencias políticas de la Universidad de Brown.
La noche del jueves, mientras los progresistas se burlaban de las “lágrimas de los trumpistas”, un grupo de simpatizantes del expresidente acudió a su lujosa residencia en Mar-a-Lago, Florida, para expresarle su apoyo.
Varios ondearon banderas que rezaban “Biden no es mi presidente” y “Trump ganó”, otro recordatorio de que más de dos años después de que el multimillonario perdiera las elecciones de 2020, una parte de la sociedad estadounidense sigue convencida de que los demócratas se robaron la elección presidencial.
– “Divorcio” –
Trump avivó las llamas desde su red Truth Social, acusando a los demócratas de ser “enemigos de los hombres y mujeres trabajadores de este país”.
“No es a mí a quien apuntan, es a ustedes, yo solo estoy en su camino”, escribió.
Esas palabras alimentan los fantasmas en torno a un “divorcio nacional”, preconizado por ciertos miembros de la extrema derecha, como la congresista Marjorie Taylor Greene.
En algunos hogares estadounidenses, secciones enteras de noticias (cuestiones de género, aborto o democracia) se han vuelto tabú.
El tema de la venta y posesión de armas incluso provocó duros cruces entre progresistas y conservadores en los pasillos del Congreso esta semana, luego de un trágico tiroteo en una escuela en Tennessee.
– “Diverso y comprometido” –
No obstante, algunos expertos relativizan la idea de la división extrema del Estados Unidos actual.
Desde la Guerra de Secesión (1861-1865) hasta los enfrentamientos por los derechos civiles y la Guerra de Vietnam (1955-1975), la sociedad estadounidense en ocasiones ha estado mucho más fracturada y segregada que en la actualidad, sostienen.
La diferencia: “Somos un país más diverso y políticamente comprometido que nunca”, según Wendy Schiller. “Más voces expresándose puede significar que los intercambios se vuelvan más ruidosos y agresivos”, evauló la politóloga.
“Pero no es realista comparar esto con la situación de hace 50 años cuando tanta gente fue silenciada”, dijo.
Aunque la acusación de Trump da la impresión de cavar más hondo las trincheras, se trata sobre todo de “un regalo político para los directores de campaña y estrategas de los dos grandes partidos” de cara a las elecciones de 2024, declaró a la AFP Robert Talisse, experto en polarización política de la Universidad de Vanderbilt.
“La acusación da a ambas partes la oportunidad de despertar la indignación entre los ciudadanos” de ambas filas, consideró.
Varias figuras del Partido Republicano, incluido el propio Trump, se han apresurado a lanzar operaciones de recaudación de fondos para luchar contra una “acusación con fines políticos”.
Y el viernes, el magnate anunció que había recaudado más de 4 millones de dólares en menos de 24 horas para su campaña de 2024.