El abogado Alex Murdaugh, caído en desgracia en Carolina del Sur, fue declarado culpable de asesinato el jueves por la muerte a tiros de su esposa y su hijo, en un caso que narró el desmoronamiento de una poderosa familia sureña con historias de privilegios, codicia y adicción.
El jurado deliberó durante menos de tres horas antes de declarar a Murdaugh culpable de dos cargos de asesinato al final de un juicio de seis semanas que descorrió el telón de la caída en desgracia del otrora prominente abogado.
A través de más de 75 testigos y casi 800 pruebas, los miembros del jurado oyeron hablar de amigos y clientes traicionados, del intento fallido de Murdaugh de escenificar su propia muerte en una trama de fraude de seguros, de un accidente mortal de barco en el que estuvo implicado su hijo, del ama de llaves que murió en una caída en la casa de Murdaugh, del espeluznante escenario de los asesinatos y de Bubba, el perro que robaba gallinas.
Al final, el destino de Murdaugh pareció sellado por un vídeo grabado con un teléfono móvil por su hijo, al que llamaba “Pequeño Detective” por su habilidad para encontrar frascos de analgésicos entre las pertenencias de su padre después de que el abogado hubiera renunciado a las pastillas.
El testimonio culminó con la comparecencia de Murdaugh en el estrado de los testigos, cuando admitió haber robado millones a clientes y haber mentido a los investigadores sobre su presencia en la perrera donde se produjeron los tiroteos, pero mantuvo firmemente su inocencia en las muertes de Maggie y Paul Murdaugh.
“Yo no maté a Maggie y no maté a Paul. Nunca haría daño a Maggie, y nunca haría daño a Paul – nunca – bajo ninguna circunstancia”, dijo Murdaugh.
La esposa de Murdaugh, de 52 años, recibió cuatro o cinco disparos de rifle y su hijo, de 22 años, dos disparos de escopeta en las perreras cercanas a su casa rural del condado de Colleton el 7 de junio de 2021.
Los fiscales no tenían las armas utilizadas para matar a los Murdaugh ni otras pruebas directas como confesiones o salpicaduras de sangre. Pero tenían una montaña de pruebas circunstanciales, encabezadas por un video bloqueado en el teléfono móvil de Paul Murdaugh durante más de un año -video filmado minutos antes de los asesinatos que los testigos declararon que capturó las voces de los tres Murdaughs.
Alex Murdaugh, de 54 años, había dicho a la policía en repetidas ocasiones después de los asesinatos que no estaba en la perrera y que estaba durmiendo la siesta antes de ir a visitar a su madre enferma esa noche. Murdaugh llamó al 911 y dijo que descubrió los cadáveres cuando regresó a casa.
Pero en su testimonio, Murdaugh admitió haberse reunido con Maggie y Paul en la perrera, donde dijo haberle quitado una gallina a un labrador amarillo alborotador llamado Bubba -cuyo nombre se oye decir a Murdaugh en el vídeo- antes de regresar a la casa poco antes de los disparos mortales.
Murdaugh mintió sobre su estancia en la perrera durante 20 meses antes de subir al estrado el vigésimo tercer día de su juicio. Culpó a su adicción durante décadas a los opiáceos de haberle vuelto paranoico, creándole una desconfianza hacia la policía. Dijo que, una vez que siguió ese camino, se sintió atrapado en la mentira.
“Oh, qué telaraña tan enmarañada tejemos. Una vez que dije una mentira -se lo dije a mi familia- tuve que seguir mintiendo”, declaró.
El fiscal Creighton Waters interrogó a Murdaugh sobre lo que llamó repetidamente la “nueva historia” del abogado de lo ocurrido en las perreras, recorriendo momento a momento la línea temporal y atacando su memoria “borrosa” de ciertos detalles, como las últimas palabras que dirigió a su mujer y a su hijo.
Un agente del Estado también testificó que las marcas de los cartuchos usados encontrados alrededor del cuerpo de Maggie Murdaugh coincidían con las marcas de los cartuchos disparados en un campo de tiro en otra parte de la propiedad, aunque la defensa dijo que ese tipo de coincidencia es una ciencia inexacta.
Murdaugh procede de una familia que dominó la escena jurídica local durante décadas. Su padre, su abuelo y su bisabuelo fueron los fiscales electos de la zona durante más de 80 años y su bufete familiar creció hasta contar con docenas de abogados a base de demandar a ferrocarriles, corporaciones y otras grandes empresas.
El abogado, ahora inhabilitado, admitió haber robado millones de dólares del bufete familiar y de sus clientes, alegando que necesitaba el dinero para financiar su adicción a las drogas. Antes de ser acusado de asesinato, Murdaugh estaba en la cárcel a la espera de juicio por otros 100 cargos, desde fraude de seguros a evasión fiscal.
Los fiscales dijeron a los jurados que Murdaugh temía que todas sus fechorías estuvieran a punto de descubrirse, por lo que mató a su mujer y a su hijo para ganarse la simpatía y ganar tiempo para cubrir sus huellas.
Es casi seguro que los abogados de Murdaugh recurran la condena porque el juez permitió que se presentaran pruebas de los delitos financieros, que, según ellos, no estaban relacionados con los asesinatos y fueron utilizados por los fiscales para manchar la reputación de Murdaugh.