Las autoridades libias y la Media Luna Roja rescataron al menos once cuerpos de migrantes que fallecieron en un naufragio el pasado martes de un bote de goma con 80 personas a bordo que huían hacia Europa por el mar Mediterráneo.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) confirmó que la embarcación salió desde la localidad libia de Qasr Alkayar y que solo siete de ellos consiguieron regresar a la costa, por lo que decenas continúan desaparecidos.
Los migrantes pagan a los contrabandistas libios entre 3.000 y 5.000 dólares (2.800 y 4.600 euros) para embarcarse en una de las rutas migratorias más mortíferas, en la que el año pasado murieron 529 personas y 848 continúan desaparecidas.
Un total de 1.965 migrantes han sido interceptados en lo que va de año y devueltos a Libia, país considerado «no seguro» por las organizaciones de derechos humanos que denuncian continuas violaciones y explotación en los llamados «centros de reagrupación y retorno».
La Guardia Costera libia, un cuerpo formado y financiado por la Unión Europea (UE) que ha sido señalado por Amnistía Internacional (AI) por sus supuestos vínculos con las mafias, es la encargada de las operaciones de rescate y devolución.
El enviado de la misión especial de la ONU en Libia (UNSMIL), el senegalés Abdoulaye Bathily, denunció recientemente la alarmante situación humanitaria de este colectivo, incluida la detención arbitraria “en condiciones inhumanas y degradantes en centros oficiales y no oficiales administrados por actores estatales y no estatales”.
Alrededor de 680.000 migrantes de más de 41 nacionalidades fueron identificados por la OIM en Libia en agosto de 2022.
EFE