Al menos seis personas, incluyendo un bebé, perdieron la vida por las fuertes lluvias torrenciales que golpean Sudáfrica y que llevaron al Gobierno a declarar el pasado lunes el «estado de desastre nacional», confirmaron este jueves las autoridades del país.
«Los equipos de gestión de desastres siguen con las evaluaciones mientras diferentes áreas continúan recibiendo más lluvia cuando el suelo ya está saturado con agua», dijo este jueves Bongi Sithole-Moloi, ministra de Gobernanza Cooperativa y Asuntos Tradicionales de la provincia oriental de KwaZulu-Natal, donde se produjeron todas las muertes, según recogen medios locales.
Las personas fallecidas tenían edades comprendidas entre los tres meses y los 52 años.
Sithole-Moloi también confirmó que «139 casas fueron destruidas y 158 fueron parcialmente dañadas por las tormentas», que afectan también a las provincias de Mpumalanga, Cabo Oriental, Gauteng, Limpopo, Cabo Septentrional y North West.
Asimismo, se han visto dañadas otras infraestructuras, como puentes y carreteras, lo que supone un coste total que aún se está calculando.
Sithole-Moloi advirtió de que «no parece haber un final a la vista, ya que el Servicio Meteorológico Sudafricano ha alertado de que las lluvias continuarán durante el verano» austral.
«La proclamación del estado de desastre nacional por parte del presidente permitirá a las instituciones afectadas priorizar de nuevo sus finanzas para responder mejor a los problemas inmediatos que presenta la devastación causada por las fuertes lluvias», dijo la ministra provincial sobre una medida que permite la liberación de fondos para responder a la crisis.
En un comunicado emitido el pasado martes, el Gobierno precisó que decretó el estado de desastre para permitir una reacción «intensiva y coordinada al impacto de las inundaciones».
Esta fue la segunda vez que Sudáfrica declaró el estado de desastre desde el jueves de la semana pasada, cuando el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, adoptó esa medida para resolver la grave crisis energética del país, que ha sufrido durante el último año cortes de luz constantes que están deteriorando su economía.
EFE