Santo Domingo.- La escritora Josanny Moní, devota del legado de Franklin Mieses Burgos y poeta de las últimas generaciones, presentó su nuevo libro La herida que no sangra, ante un auditorio compuesto por escritores de las viejas y nuevas generaciones.
Al presentar la obra, Moní hizo una emotiva exaltación de la poesía como un género que ha roto las barreras del tiempo y ha permanecido vigente “sin permiso de nadie”.
En su opinión, la poesía, como género milenario, ha acumulado la sabiduría necesaria y se ha ganado el derecho de perdurar en el tiempo.
“A la poesía -dijo Moní- la sabiduría se la ha dado el tiempo. Con ella se escribieron todos los textos sagrados y con ella se le dio voz al inicio de los tiempos. Con esa sabiduría milenaria, con esa ancestralidad y con ese hermoso linaje de la antigüedad, la poesía, señora del tiempo, ha sucedido sin pedir permiso a nadie y ha vivido y dejado vivir sin molestar a nadie, o para ser más exacta, molestando solo a quienes se lo merecen”.
La escritora expresó que ese género sigue siendo una expresión del alma humana. “Quizás sea bueno hacer constar en las arenas del tiempo que la poesía sigue siendo el lenguaje universal del alma humana y, como tal, un lugar donde hay espacio para que siempre bailen las estrellas”, afirmó Moní.
Josanny Moní consideró que la belleza siempre debe ser una premisa de la expresión poética.
“No hay dudas -puntualizó- de que la poesía está emparentada con todas las cosas hermosas del mundo, sean tristes o sean alegres, sean oscuras o luminosas. Es la novia del tiempo y la concubina del viento; es prima hermana de las estaciones y es la mejor tejedora de todos los sueños.”
La escritora definió la poesía como una hechicera, hacedora de mundos, y sostuvo que los poetas observan la vida de otra manera. “Donde unos ven hojas secas, los poetas escuchan el canto de un árbol reverenciando a los hijos que se van; y donde otros miran una rosa, un poeta percibe “un pequeño sol botánico encendido”.
La presentación de La herida que no sangre se realizó en la Biblioteca Nacional “Pedro Henríquez Ureña”, donde el director Rafael Peralta Romero pronunció palabras de bienvenida y salutación.
Fue presentado por el escritor Jit Manuel Castillo, quien afirmó que la obra poética de Moni es apasionada y profunda y en ella “ninguna palabra falta y ninguna sobre, ninguna resulta estridente ni aparece fuera de su justo lugar.”
“La poesía de Josanny Moni es de una profundidad abismal” -consideró Castillo- y se preguntó: “Cómo una jovencita tan aparentemente inexperta ha podido sumergirse tan hondo en su interior, hasta descubrir en sí misma, sin el menor asomo de ensimismamiento, otros mundos y universos, otros infiernos y paraísos, otras tierras y cielos, otros contextos y culturas, otros campos y mares, otros abismos y horizontes, todos ellos inimaginables para los escritores más viejos y experimentados.”
Dijo que ha encontrado en la poeta Moní una auténtica vocación literaria y releer sus versos me he cuestionado una y otra vez
La ponderación de la obra
Al ponderar la obra de Moní, el intelectual Bruno Rosario Candelier resaltó la calidad de su expresión poética y observó que “su lírica es un emocionado canto a la creación, eco y cauce de una visión luminosa que hace sentir lo que el corazón anhela”.
Y añadió: “La agraciada autora del poemario La herida que no sangra se sitúa ante el esplendor del universo y proclama el encanto de lo viviente, que su sensibilidad, estremecida de fulgores, asume y recrea con el lenguaje de la creación poética”.
En opinión de la escritora Angela Hernández, hay fuerza expresiva en la voz poética de Moní, así como una capacidad de “perforar muros y convenciones”.
“Me encantan esas imágenes rotundas de nostalgia que anticipa, de canto rebelado, en varios de sus poemas”, agregó Hernández.
Al leer los versos de Moní, Rafael Peralta Romero, novelista y director de la Biblioteca Nacional, concluyó que hay en ellos “sentimientos profundos, de amor o de dolor”, y consideró que la autora tiene la capacidad de convertir el dolor en belleza.
“Josanny Moní compuso su poesía a partir de dolencias íntimas, y evidencia hondas rasgaduras del espíritu, más no amargura, sino dolor”, indicó.
El poeta Leopoldo Minaya ve en la obra de Josanny “un universo íntimo saturado de vivencias, ensoñaciones, alteridad, lirismo e imaginación creadora”.
A su juicio, “la obra se mueve en vaivén armonioso entre lo trascendente y lo cotidiano, cual polos opuestos que se confirman, entretejiendo de rebote el entramado oscilatorio que tipifica, postra y redime a la humana naturaleza. Es la forma en que una obra poética escrita desde el yo se despliega para convertirse en molde de sensible experiencia colectiva.”
Para el reconocido poeta y ensayista Basilio Belliard, La herida que no sangra es una metáfora del amor. “En toda poesía -sostuvo- late y gravita el amor en la vertiente intimista, y aun en la exteriorista, y en este poemario, Josanny Moní pone a oscilar su imaginación y su pulso expresión entre la naturaleza y la vida amorosa”.
Y añadió: “De aquí que el mar, el tiempo y la muerte se vuelven alegorías del agua contra la sed, la noche contra el día. A la herida de la pasión, en Moní no la curan la entrega ni la voluntad, sino que se transfigura en nostalgia de lo perdido. Y esa nostalgia, en su poesía, se vuelve materia de su obra, impulso de creación.”
Eduardo Gautreau, poeta también, define los versos de Moní como “una declaración de temores y vacíos”, en tanto Ramón Saba considera que son “un canto desgarrado que puebla el vacío y como “un reflejo intimista de imágenes y metáforas bien moldeadas que reúnen alondras, rosas vivas y angustias en un pregón poético donde sobresale la soledad y la angustia, bordando con matices grises el acontecer del quebranto.”
“En los versos de esta segunda obra -agregó el escritor Saba- se percibe una poeta madura que conmueve por el magnífico dominio del lenguaje, por la belleza con que expresa sus cuitas y por la grandilocuencia de sus tropos.”
Luis Quezada, crítico de primera línea, aseguró que al leer los versos que contienen el libro, concluyó que en la poesía de Moní “fluye un acrisolado sedimento lírico”.
“Estamos delante de una poeta que canta desde su soledad interior, donde ella se percibe como la que grita, la que sangra, la que gime, la que no duerme, la que sufre, la que corre por las noches desnuda, como hermosamente dice su poema La otra”, expresó Quezada.
Rossalinna Benjamín, poeta dominicana de la diáspora, compara el poemario de Moní como “un vibrante concierto de delicados acordes entre lenguaje e iconografía.”
“La seductora voz poética nos sombra, conmueve, perturba y deleita derrochando frescura y sapiencia al decir el dolor con valiente hermosura de sobreviviente.”
El poeta José Mármol destacó que Moní tiene una voz propia y un vuelo poético particular al expresar el dolor.
“Siento en sus versos un dolor vallejiano, aunque muy suyo. Hay en ellos hallazgos metafóricos, giros expresivos valiosos, estructura rítmica y fónica”, afirmó.
La presentación de La herida que no sangre se realizó en el Biblioteca Nacional “Pedro Henríquez Ureña”, donde el director Rafael Peralta Romero pronunció palabras de bienvenida y salutación. Fue presentado por el escritor Jit Manuel Castillo.
En el acto de presentación del poemario, la autora estuvo acompañada de sus amigos, parientes, así como poetas y escritores de varias generaciones.
Para dejar constancia de su devoción por el poeta Franklin Mieses Burgos, Josanny Moní abrió su nuevo libro con uno de sus versos:
“Sin mundo ya y herido por el cielo / Voy hacia ti en mi carne de angustia iluminada, / Como en busca de otra pretérita ribera, / En donde serafines más altos harán por ti más / Blando y preferible / Este mi humano, corazón de piedra”