Con el valor de la libra y el coste de la deuda estabilizados desde la llegada de Rishi Sunak a Downing Street, el nuevo primer ministro británico ha decidido retrasar hasta el 17 de noviembre el presupuesto de emergencia con el que su predecesora, Liz Truss, iba a tratar de calmar a los mercados el próximo lunes.
Tras la primera reunión del gabinete de ministros de Sunak, el titular de Economía, Jeremy Hunt, anunció a los medios esa decisión, que también ha sido consensuada con el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, y la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, en inglés).
“Tenemos un nuevo primer ministro y la perspectiva de una estabilidad mucho mayor a largo plazo para la economía y para el país. En ese contexto, un corto retraso de dos semanas y media es el mejor modo de estar seguros de que tomamos las mejores decisiones”, dijo Hunt.
El ministro llegó hace apenas dos semanas al Ejecutivo con la misión de desmantelar los recortes fiscales de la anterior primera ministra, Liz Truss, que desataron una tormenta financiera. A pesar del cambio de jefe de Gobierno, Hunt ha mantenido el cargo.
En las próximas dos semanas, Sunak, que ocupó la cartera de Economía entre 2020 y 2022, y tiene experiencia como analista del banco Goldman Sachs, analizará junto a Hunt los detalles de un presupuesto en el que debe detallar vías para impulsar el crecimiento y disminuir el peso de la deuda pública respecto al PIB.
REPARAR LOS ERRORES DE TRUSS
En su primera sesión de control ante la Cámara de los Comunes como primer ministro, Sunak aseguró que aspira a enmendar los “errores” de su predecesora y a dirigir la economía de una forma “justa y compasiva”.
“Siempre protegeré a los más vulnerables. Lo hice durante la covid y lo haré de nuevo ahora”, aseguró Sunak, que al mismo tiempo avanzó que deberá tomar “decisiones difíciles” a fin de recuperar “la confianza económica y la estabilidad”.
La oposición laborista, por su parte, urgió al primer ministro a evitar recortes que lleven al país una época de “austeridad” como la que se vivió en los años posteriores a la anterior crisis financiera.
El líder de la oposición, Keir Starmer, con una enorme ventaja en las encuestas tras las turbulencias del Gobierno de Truss, exigió a Sunak que convoque unas elecciones anticipadas, algo que el primer ministro volvió a descartar.
Sunak ha heredado la amplia mayoría absoluta que logró en las urnas Johnson a finales de 2019 y no está obligado a convocar nuevos comicios hasta dentro de dos años.
POLÉMICA POR LA MINISTRA DE INTERIOR
El nuevo gabinete tiene pocas caras nuevas respecto a los ministros que estuvieron a las órdenes de los dos últimos mandatarios conservadores, Boris Johnson y Liz Truss.
La restitución como titular de Interior de Suella Braverman, que dimitió la semana pasada tras descubrirse que había enviado información confidencial desde su teléfono a personas ajenas al gabinete, ha sido la designación más polémica de Sunak.
El miércoles pasado, Braverman reconoció que había violado las normas de confidencialidad el Gobierno y presentó su renuncia.
“Pretender que no se han cometido errores, seguir adelante como si nadie los hubiera visto y esperar a que las cosas se arreglen por arte de magia no es hacer política de manera seria. He cometido y un error y acepto mi responsabilidad, así que dimito”, escribió la antigua abogada del Estado hace siete días.
El respaldo de Braverman a la candidatura de Sunak para liderar el partido fue clave para que el ahora primer ministro lograra aglutinar apoyos en el ala derecha del partido, en detrimento de Johnson, que decidió abandonar la carrera de las primarias “tories”.
Ante las críticas de la oposición, Sunak justificó hoy el regreso de Braverman a su antiguo puesto: “Cometió un error de juicio, pero lo ha reconocido y aceptado”, dijo el jefe de Gobierno.
EFE