Madrid.- El neerlandés Max Verstappen (Red Bull) revalidó este domingo, al ganar el lluvioso y alocado Gran Premio de Japón, el título de campeón mundial de Fórmula Uno, en una carrera interrumpida durante más de 120 minutos, que se resolvió con las tres horas máximas, en lugar de las 53 vueltas previstas; y que, por ese motivo, generó una confusión en la interpretación del reglamento, que provocó que en cuestión de pocos minutos se pasara de festejar al propio interesado, a decirle que aún no era campeón: antes de rectificar y celebrar su nueva e indiscutible gesta deportiva.
Verstappen ganó la carrera por delante de su compañero, el mexicano Sergio Pérez -triunfal hace una semana en Singapur- y del monegasco Charles Leclerc (Ferrari), que había cruzado segundo la meta, pero fue sancionado con cinco segundos al recuperar de forma antirreglamentaria -saltándose la última ‘chicane’- la plaza que le había arrebatado ‘Checo’.
En una prueba que levantó una enorme polémica, con la aparición en pista de una grúa que evitó por poco el francés Pierre Gasly (Alpha Tauri), en un circuito en el que, ocho años antes, había sufrido el accidente que provocó su muerte su compatriota Jules Bianchi: al chocar, precisamente, contra otro tractor extractor.
La lluvia, los accidentes -el español Carlos Sainz (Ferrari) y el tailandés Alex Albon (Williams) abandonaron a las primeras de cambio-, la larga interrupción y sobre todo, la presencia de la grúa y la confusión final sobre si el título quedaba matemáticamente certificado o no empañaron un desenlace que hubiese merecido ser apoteósico. Después de que la joven estrella neerlandesa elevase a 32 su número de victorias en la F1 al firmar su duodécimo triunfo de la temporada, en una carrera en la que el otro español, el doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Alpine) acabó séptimo.
A falta de cuatro carreras, Verstappen se colocó, además, a tiro de uno del récord histórico de éxitos en un mismo curso (13) que comparten dos alemanes: el séptuple campeón mundial Michael Schumacher y Sebastian Vettel, cuatro veces ganador del certamen.
En cualquier caso, el campeón tenía nombre y apellidos desde antes de que el certamen se fuera de vacaciones, cuando el nuevo ídolo de los Países Bajos asestó el definitivo golpazo psicológico al Mundial al exhibirse en Hungría. En una pista en la que es casi imposible adelantar, en la que, aparte de salir décimo, se permitió el lujo de dar un trompo.
Súper-depredador deportivo hasta límites insospechados, al regreso del parón ganó, saliendo decimocuarto, en Bélgica, y añadió otras dos victorias ante su entusiasta afición, en Zandvoort; y ante los no menos fanáticos aficionados italianos, en Monza.
‘Mad Max’, segunda parte. Lo que ya pudo haberse consumado hace una semana, en Singapur, se confirmó este domingo en Suzuka. Y el capitán de Red Bull ya es bicampeón mundial, a falta de los últimos cuatro Grandes Premios: los de Estados Unidos, México -en el Autódromo Hermanos Rodríguez de Ciudad de México-, Brasil y Abu Dabi. Donde el próximo 20 de noviembre se cerrará definitivamente el torneo.
Las previsiones meteorológicas anunciaban lluvia, sin precisar horario exacto. Y antes de la carrera ya llovió sobre Suzuka, por lo que todos tomaron la salida con el neumático intermedio, decisión que fue incorrecta, porque a poco de darse la salida -antes de la undécima de las 18 curvas de la mítica pista japonesa- se produjo el accidente de Sainz, por (gigantesca) fortuna sin consecuencias físicas, ya que tras perder el control de su Ferrari tuvo la inmensa suerte de que ninguno de los que iban detrás suya le tocara. En una acción escalofriante, como se pudo observar cuando, bastante tiempo después, la organización ofreció la repetición de las imágenes del percance.
No fueron menos estremecedoras las del susto que se llevó Gasly -que el año que viene ocupará el puesto que dejará vacante Alonso en Alpine- cuando se encontró con una grúa entrando en pista, recuperando el fantasma del trágico deceso de otro galo, Jules Bianchi, como consecuencia del accidente que sufrió en este circuito en el Gran Premio de hace ocho años, al chocar contra otro tractor extractor.
Inicialmente se decretó coche de seguridad, pero rápidamente se transformó en bandera roja y la prueba quedó interrumpida, después de un arranque tortuoso en el que también abandonó Albon y se llevaron otros buenos sustos el chino Guanyu Zhou (Alfa Romeo) y Vettel (Aston Martin), que en la salida se había tocado con Alonso, y que acabó sexto este domingo, un puesto por delante del genial piloto asturiano. Que volvió a sacar petróleo y puso fin a dos carreras cargadas de mala suerte en las que abandonó por los problemas de fiabilidad de su Alpine.
Seguía lloviendo en el circuito de la prefectura de Mie y la larga interrupción dio pie a numerosos mensajes de repulsa, en redes sociales, a causa del triste episodio de la grúa, entre los que destacaron los del inglés Lando Norris (McLaren), décimo este domingo (“Perdimos una vida hace años. Esto es inaceptable”), y el de ‘Checo’ (“Perdimos a Jules por ese error. Espero que ésta sea la última vez que veo una grúa en pista”).
Pero, por encima de todos, llamó la atención el llamamiento del padre del fallecido, Philippe Bianchi, que fue contundente en su misiva. “No hay respeto por la vida del piloto, no hay respeto por la memoria de Jules. Increíble”, escribió.
Todos estos mensajes hicieron dudar a la dirección de carrera, en un día muy triste para la F1, que alteró lo que, en condiciones normales, hubiese sido simplemente un día de enorme alegría y festejos. Aunque finalmente, la carrera se reanudó.
Con anterioridad, Verstappen -que salía desde la ‘pole’- había re-confirmado su condición de absoluta estrella al defenderse, por el exterior de la primera curva, del brutal ataque que le había lanzado Leclerc.
‘Checo’, que salió cuarto; había adelantado al español de Ferrari. Y con el abandono de Sainz ganaron un puesto tanto el francés Esteban Ocon (Alpine), como el séptuple campeón mundial inglés Lewis Hamilton (Mercedes) -que mantuvieron esas posiciones y acabaron cuarto y quinto, respectivamente- y Fernando, que reanudó la marcha sexto y acabó asegurando la séptima plaza que ocupaba en parrilla.
Después de anunciarse un horario de reanudación, posteriormente se informó, sin más detalle, que la resalida quedaba aplazada. Y finalmente, dos horas y veinte minutos después del horario de salida inicialmente previsto, se relanzó la carrera, cuando el cronómetro indicaba que quedaban 40 minutos para la reglamentaria conclusión de la carrera.
Vettel fue el primero en cambiar a intermedios, pero una vuelta después lo hicieron todos los demás, salvo Alonso, que se mantuvo en pista -haciendo lo contrario que su compañero, Ocon- y pasó a comandar provisionalmente la prueba, por delante del australiano Daniel Ricciardo (McLaren) y el alemán Mick Schumacher (Haas), que tampoco habían parado, en espera de otro ‘safety car’ que no apareció. Y que, a diferencia de Fernando, no acabaron en los puntos, al concluir undécimo y decimosexto, respectivamente.
Fernando acabó parando, poco después, para poner los intermedios; y Mick fue líder durante unos instantes, pero Verstappen, primero, y Leclerc, después, no tardaron en adelantar al hijo del ‘Kaiser’.
A partir de ahí, se preveía una carrera de supervivencia en la que, sobre todo para los de arriba, parecía haber más cosas que perder que de ganar, por lo que todo se reducía a conservar posiciones. Lo que no evitó que Verstappen demostrase por enésima vez su indudable categoría para acabar, aumentando su ventaja a 27 segundos, en otro paseo triunfal hasta meta. Donde al principio le dijeron que era campeón, luego que no; y finalmente que sí, al considerar que sí se habían completado más de la mitad de las vueltas, al haberse contabilizado también las que se dieron detrás del ‘safety car’.
Alonso paró a falta de ocho minutos, bajó del séptimo al décimo, pero empezó a recuperar y, en un final sobresaliente, remató la carrera con un muy meritorio séptimo puesto.
Sus declaraciones en zona mixta resumen muy bien el muy evitable y caótico desenlace. “Ahora Max es campeón del mundo, hace veinte minutos, no”, apuntó el genio astur. Cuyas estadísticas, en los apartados de títulos y victorias, igualó este domingo el espectacular Verstappen; que, en primera instancia, festejó su revalida junto a su padre, Jos -ex piloto de F1-, y su pareja, Kelly Piquet, la hija del triple campeón mundial brasileño Nelson Piquet. Que, de momento, aún le lleva un título de ventaja a ‘Mad Max’.
Adrián R. Huber