Entre las pruebas que tiene en su poder la barra de la defensa de las dos empleadas que acusan de acoso sexual al presidente de la Cámara de Cuentas, Janel Andrés Ramírez, figuran capturas de pantalla de los chats y audios enviados a Bella Masiel García y Virginia Correa, las cuales fueron dadas a conocer en el trabajo presentado en el programa Nuria Investigación Periodística.
En el reportaje fueron presentadas las capturas de pantallas de conversaciones de WhatsApp entre Bella Massiel y el presidente del organismo, quien le escribe en horas pasadas a su jornada laboral, invitándola a cenar para posteriormente llamarla a través de la misma aplicación.
Le mostramos, por ejemplo, estas capturas de conversaciones de Whatsapp entre Bella Massiel García y el presidente de la Cámara de Cuentas, en la que el funcionario primero le escribe joven y luego se observa una llamada perdida a las 8:07 de la noche.
Insiste y le escribe “Bella, puedes hablar, llegaste a tu casa”. Ella le responde “en el parqueo estoy”. Él le pregunta “esperas a alguien” y ella afirma “no, voy a subir a la casa ya”. El responde “podemos cenar y conversar un poco”.
Inmediatamente en la pantalla, se observa una llamada perdida del funcionario a las 8:20 de la noche y ella le escribe “Disculpe, estaba subiendo.
“Voy a cenar con mi familia ahora pero gracias por la invitación”, dice García al titular de la Cámara.
El responde “perdón” y ella dice “No hay ningún problema”, muestra el reportaje.
Las imágenes del trabajo periodístico muestra que los mensajes a García no solo fueron por parte del presidente del organismo fiscalizador, sino que un colaborador suyo le escribió al a joven por medio a la misma aplicación, borrando los escritos posteriormente.
“También le escribió un miembro de la seguridad del presidente de la Cámara, identificado como Eduard, con el que nunca había tenido contacto previo, resaltando cualidades físicas de ella. Establece que esos tres mensajes fueron borrados por Eduard.
Mensajes a Virginia
En el caso de Virginia Correa, el presidente de la Cámara le escribe por Whatsapp, en horas de la noche, que prefiere que lo llame por su nombre y no por “presidente o licenciado”.
También se disculpa por una llamada que supuestamente hizo sin querer a las 10 de la noche, pero esa llamada la joven establece que nunca la vio registrada.
Estas conversaciones entre el funcionario de la entidad y unas abogadas I, que no son jefas del departamento, mueven a sospechas.
Ramírez también les pregunta “cuál es su cargo y el de la otra joven”, “si están interesadas en recibir cursos especializados”, “cuanto tiempo les falta para terminar las jornadas laborales y las invita a que cuando terminen, les dé un toque para informarle que terminaron”, como si fuera una táctica para estrechar los vínculos, pues todas estas preguntas deberían hacerse al jefe del Departamento, pero se las hace solo a ellas y no a los demás 12 abogados que integran la Dirección Jurídica.
Solo a estas jóvenes, el presidente de la Cámara otorga el privilegio o la desdicha, de recibir las atenciones personalizadas.
El trabajo muestra que las abogadas denunciantes han recibido el respaldo de la jueza Tomasina Tolentino de Mckenzie, a quien acudieron en búsqueda de respaldo desde el inicio de las insinuaciones poniéndola al tanto de las acciones del titular de la entidad.
La magistrada Tolentino les dice en uno de los mensajes “Hola Bella, lamento los incidentes que tuvieron tú y Virginia ayer con el señor. Solo decirte que las personas solo tienen el poder que le concedemos sobre nosotros. Recuerda que aquí las víctimas son ustedes, no permitan que las re victimicen. Es lo típico en los abusadores”.