La Asociación de Bancos del Líbano anunció este viernes el cierre de todos los bancos del país durante tres días tras los repetidos asaltos a sucursales por depositantes armados que exigen la devolución de sus ahorros bloqueados por la creciente crisis de liquidez que azota al país desde hace años.
En un comunicado, la citada asociación denunció los recientes asaltos de sucursales en Beirut y otras ciudades libanesas, que hoy llegaron a siete en distintas ciudades del país, y afirmó que su “Junta Directiva decidió cerrar los bancos los días 19, 20 y 21 de septiembre para denunciar lo sucedido”.
Asimismo, indicó que “la decisión fue tomada después de los repetidos ataques a los bancos y las agresiones físicas a los empleados bancarios y a su dignidad, y teniendo en cuenta los riesgos que supone para los clientes estos asaltos”.
Por su parte, el ministro de Interior del Gobierno interino, Bassam Maulaui, convocó una “reunión de emergencia del Consejo Central de Seguridad Interna para discutir las medidas que se pueden tomar tras los eventos emergentes en los bancos”, según un comunicado de ese departamento.
Esas decisiones se producen en medio de una creciente toma de bancos por los ahorradores que piden la devolución de sus depósitos bloqueados por la falta de liquidez en divisa extranjera, agudizada en los últimos meses por la crisis económica libanesa, con un gobierno en funciones, y una drástica caída del valor de la moneda local.
Según la agencia nacional de noticias libanesa, NNA, al menos siete asaltos similares tuvieron lugar hoy en distintas regiones del Líbano, incluido Beirut. El primero de ellos se desarrolló a primera hora del día en el distrito de Ghazieh, en la ciudad mediterránea de Sidón.
El asalto de Ghazieh terminó con la detención de un hombre, identificado como M.Q, unas dos horas después de que entrara en el Byblos Bank, “con un arma militar, y amenazara con quemar la sucursal en caso de no entregarle su dinero”.
En otros asaltos, según NAA, ahorradores usaron la misma táctica, apoyados por decenas de simpatizantes que se congregaron frente a los bancos para expresarles su respaldo.
“La operación para liberar los depósitos ha arrancado (…) y la batalla ha empezado con los bancos (…) ya es hora de recuperar nuestros derechos”, gritaba Ibrahim Abdulá, el portavoz de la Asociación Sarja (grito) de Depositantes, en un vídeo colgado en la página de la agrupación en Facebook.
La grabación mostraba a decenas de personas, en su mayoría ahorradores, fuera del Blom Bank, en el sur de la capital, expresando su simpatía con un hombre supuestamente armado que tomó la sucursal durante más de tres horas.
“No se trata de toma de bancos, sino de desbloquear nuestros depósitos”, recalcó Abdulá, mientras en el fondo se veía a otros miembros de su asociación, así como a efectivos de las fuerzas de seguridad que llegaron al lugar, sin aparentemente enfrentarse con los congregados.
El pasado miércoles otra sucursal del Blom Bank de Beirut fue escenario de un asalto después de que una mujer, apoyada por un grupo de depositantes, tomara como rehenes a los empleados y clientes, y amenazara con quemarse si no se le entregaban sus ahorros, que -afirmó- necesitaba para el tratamiento de su hermana, enferma de cáncer.
El incidente duró poco más de 45 minutos y terminó después de que la ahorradora recibiera 20.000 dólares, sin que aparentemente hubiera más hechos de violencia o fuera detenida la mujer.
Esa táctica de los ahorrados fue usada por primera vez el pasado 11 de agosto, cuando un hombre armado tomó durante varias horas otra sucursal bancaria de la capital, y se entregó a la policía tras recibir 30.000 dólares de sus ahorros para pagar el tratamiento de su padre enfermo.
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Ese depositante fue puesto en libertad sin cargos cuatro días después, luego que la entidad retirara la denuncia presentada en su contra.
El sistema bancario, incentivado por los altos intereses ofrecidos tras el final de la guerra civil libanesa en 1990, se convirtió en tenedor de la mayoría de la deuda que fue emitiendo el Estado para contrarrestar su déficit, en medio de una corrupción endémica y las pérdidas registradas por empresas estatales.
A finales de 2019, las entidades no tenían liquidez suficiente para entregar dólares a todos los ahorradores que habían depositado en esa moneda y el sistema se vino abajo, lo que llevó a los bancos a imponer medidas oficiosas de control de capitales, haciendo que las cuentas en dólares quedasen virtualmente bloqueadas.
EFE