El rey Carlos III del Reino Unido se comprometió este martes a seguir el “ejemplo brillante” de Isabel II y aseguró que trabajará para asegurar el “bienestar” de “todos los habitantes” de Irlanda del Norte.
El nuevo monarca efectuó esas declaraciones en el castillo de Hillsborough, a las afueras de Belfast, adonde viajó hoy con su esposa Camila, reina consorte, en su primera visita a la región desde su proclamación el sábado.
Después de darse un baño de multitudes a las puertas del castillo, la residencia real en la provincia, Carlos III recibió un mensaje de condolencia del presidente de la Asamblea autónoma norirlandesa, Alex Maskey, dirigente del Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo IRA.
“En nombre de mi familia, solo puedo ofrecer mis más sentidas gracias por vuestras condolencias. Estoy hoy aquí en un momento de gran dolor personal al conmemorar la muerte de mi querida madre, después de una vida fielmente dedicada a la tarea que le había sido encomendada”, señaló el soberano británico.
Carlos III recordó que, “durante todos esos años”, Isabel II “nunca dejó de rezar por este lugar y sus gentes”, cuya historias conocía y “cuyas aflicciones sintió nuestra familia”.
“Mi madre, lo sé, sentía profundamente la importancia del papel que desempeñó para unir a aquellos a quienes la historia había separado, y de extender la mano para curar antiguas heridas”, afirmó el jefe del Estado británico.
Con esas palabras, Carlos III hacía referencia al impacto que tuvo el pasado conflicto norirlandés tanto en la región como en su propia familia, después de que el IRA asesinó a su tío abuelo favorito, Lord Mountbatten, en 1979.
Asimismo, subrayó los gestos de reconciliación que efectuó su propia madre cuando, por ejemplo, viajó a la República de Irlanda en 2011, la primera visita de Estado de un monarca británico desde la independencia del Reino Unido, o cuando estrechó la mano de Martin MacGuinness, exministro principal norirlandés y excomandante del IRA.
Sobre estas cuestiones incidió también Maskey, exdirigente del IRA, al presentar al rey las condolencias de la Asamblea.
“Ella demostró personalmente cómo las acciones individuales de liderazgo positivo pueden romper barreras y favorecer la reconciliación”, dijo el presidente de la Asamblea autónoma de Belfast.
Durante su visita al castillo de Hillsborough, Carlos III también se reunió con los representantes políticos norirlandeses, encabezados por la vicepresidenta del Sinn Féin, Michelle O’Neill, y el líder del Partido Democrático Unionista (DUP), Jeffrey Donaldson.
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Ambos mantienen desacuerdos por la aplicación del Brexit en la región, lo que ha impedido la formación de un Gobierno de poder compartido desde las elecciones autonómicas del pasado mayo, que ganó el Sinn Féin por primera vez en su historia.
Carlos III y Camila también asistirán por la tarde a un servicio religioso en la catedral de Santa Ana de Belfast en recuerdo de la reina, un acto en el que también estarán la primera ministra británica, Liz Truss, el jefe del Gobierno de Dublín, Micheál Martin, y el presidente de Irlanda, Michael D. Higgins.
La visita del nuevo rey se enmarca dentro la gira que efectúa por las naciones del Reino Unido tras su proclamación, un gesto que tiene gran carga simbólica sobre todo en Escocia e Irlanda del Norte, donde los principales partidos políticos tratan de dar impulso a sus aspiraciones secesionistas.
En su caso, el Sinn Féin quiere que Londres convoque a medio plazo un referéndum sobre la reunificación de Irlanda, un asunto que ha cobrado impulso gracias a su reciente éxito en las urnas y al Brexit, rechazado por la mayoría del electorado de Irlanda del Norte en la consulta de 2016.