Riad, EFE.- Los fieles musulmanes que realizan la peregrinación anual a La Meca realizaron este sábado los rituales de apedrear el demonio y sacrificar corderos, entre otros animales, en el tercer día del ‘hach’, que coincide con la principal fiesta del islam, el Aíd al Adha o la Fiesta del Sacrificio.
Los cerca de un millón de devotos de fuera y dentro de Arabia Saudí a los que se permitió participar en el evento religioso por primera vez en dos años empezaron a trasladarse antes del amanecer al valle de Mina, a unos seis kilómetros de la Gran Mezquita de La Meca, para asistir a la oración del Aíd.
“Tras las excepcionales condiciones de salud que agitaron el mundo entero, damos las gracias a Dios por facilitar el regreso de los peregrinos. Gracias a Él, gloria a Él y al enorme esfuerzo de los trabajadores de todos los sectores”, dijo el rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdelaziz, en un discurso televisado.
EL SACRIFICIO
Una vez finalizado el rezo cada uno de ellos sacrifica un animal, normalmente un cordero, aunque puede ser también una vaca o un camello -dependiendo de sus recursos económicos- antes de afeitarse la cabeza, siguiendo así los rituales realizados por el profeta Mahoma hace 1.400 años.
Según el islam, aquellos peregrinos que no tienen suficientes recursos deberán ayunar tres días durante la peregrinación y siete tras regresar a su país.
El Aíd es celebrado también en el resto de los países musulmanes en recuerdo del sacrificio que Abraham estuvo a punto de hacer degollando a su hijo Ismael para constatar su fe, pero en el último minuto Dios le ofreció un cordero en su lugar.
Las autoridades saudíes se encargan desde 1983 del sacrificio de los animales y del reparto de la carne en lugar de los peregrinos, que sólo pagan el precio del cordero al Banco Islámico de Desarrollo y continúan sus rituales.
LAPIDACIÓN DEL DEMONIO
Tras cumplir con esos deberes en Mina, los hombres pueden quitarse el ‘ihram’, las dos prendas de ropa blanca sin costura que se ponen antes del inicio del hach y que visten sólo los hombres, ya que las mujeres portan una túnica larga desde el principio hasta el final del evento religioso.
Seguidamente, los devotos subieron al llamado Puente de Yamarat (Puente de las Piedras), también en Mina, para lapidar al demonio, un acto en el que cada uno de los fieles lanza 21 guijarros recogidos el día anterior contra una pared que simboliza a Satanás.
El Puente de Yamarat fue construido y ampliado en varias ocasiones en los últimos años por las autoridades saudíes, en el marco de la modernización de los lugares sagrados de La Meca, con el objetivo de evitar incidentes o avalanchas como la que tuvo lugar en 2006 y causó la muerte de 342 fieles.
La lapidación del diablo se produce después de que los devotos se congregaran el viernes en el monte Arafat, en la segunda y principal jornada del hach.
Tras su estancia en Arafat, donde Mahoma dio su último sermón antes de su fallecimiento en el año 632, los peregrinos se trasladaron a Muzdalifa, un área desértica ubicada entre ese monte y Mina, para pasar la noche y recoger piedras que utilizan para el apedreamiento del demonio.
Todos los rituales se realizan en La Meca, aunque los peregrinos visitan antes o después del evento la mezquita del profeta en la ciudad de Medina, a unos 400 kilómetros al norte de la ciudad santa.
El hach, uno de los cinco pilares del islam, es obligatorio para cada musulmán cuya salud y recursos económicos se lo permitan, pero también es una de las importantes fuentes de ingresos a la que Arabia Saudí se vio obligada a renunciar en los últimos dos años por la covid-19.