Altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos han viajado discretamente a Caracas en un nuevo intento de reconstruir las relaciones con el gigante petrolero sudamericano mientras la guerra en Ucrania se prolonga, lo que ha hecho subir los precios de la gasolina y obligado a Washington a recalibrar otros objetivos de política exterior.
La presencia de la delegación norteamericana fue confirmada por el propio dictador Nicolás Maduro, quien este lunes afirmó que Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional chavista, fue el encargado de recibir a los funcionarios norteamericanos: “Está reunido con una delegación de Estados Unidos y está trabajando para darle continuidad a las comunicaciones iniciadas el 5 de marzo y para darle continuidad a la agenda bilateral entre Venezuela y Estados Unidos”.
“Seguimos conversando diversos temas”, agregó Maduro en un acto transmitido en la televisión oficial.
La delegación que llegó el lunes a Caracas incluye al embajador James Story, que dirige la Unidad de Asuntos Venezolanos del gobierno estadounidense desde la vecina Colombia, según indicó un portavoz del Departamento de Estado bajo condición de anonimato para no interferir en las discusiones diplomáticas.
La comitiva también incluye a Roger Carstens, el enviado presidencial especial para asuntos de rehenes.
El funcionario del Departamento de Estado describió el viaje de Carstens como una visita de bienestar centrada en la seguridad de varios ciudadanos estadounidenses detenidos en Caracas, incluido un grupo de ejecutivos de la compañía petrolera Citgo, con sede en Houston, que están encarcelados desde hace más de cuatro años.
No está claro qué más pretenden conseguir los funcionarios estadounidenses durante la misión. Pero se da tras una visita sorpresa en marzo de Story y Carstens y de Juan Gonzalez, el director del Consejo de Seguridad Nacional para el Hemisferio Occidental, que fue el primer viaje de la Casa Blanca al país sudamericano en más de dos décadas.
El mismo día que Washington informó de la visita a Caracas, Maduro confirmó su reunión “con una delegación estadounidense de alto nivel”, a la que transmitió su voluntad de “avanzar en una agenda que permita el bienestar y la paz”, después de años de enfrentamiento entre ambos países.
Desde entonces, tanto la administración de Biden como la dictadura de Venezuela han mostrado una disposición a comprometerse después de años de hostilidades entre Washington y Caracas a raíz de la reelección de Nicolás Maduro en 2018, que se vio empañada por irregularidades y denuncias de fraude.
Primero, el dictador chavista liberó a dos estadounidenses como gesto de buena voluntad y prometió reanudar las negociaciones en México con la oposición respaldada por Estados Unidos.
Posteriormente, Washington renovó una licencia para que las empresas petroleras, incluida Chevron, puedan seguir operando en Venezuela, que ha estado bajo fuertes sanciones desde 2019. Luego, a principios de este mes, la Casa Blanca levantó las sanciones a un alto funcionario venezolano que es sobrino de la primera dama Cilia Flores.
No obstante, una de las condiciones que Estados Unidos pone para que las relaciones con Venezuela se retomen y se estabilicen es que tanto la oposición como el chavismo vuelvan a Ciudad de México para reiniciar los diálogos de paz.
Los jefes de las delegaciones negociadoras del régimen chavista y de la oposición venezolana, Jorge Rodríguez y Gerardo Blyde, respectivamente, participaron en el Foro de Oslo, un encuentro sobre mediación en conflictos que se celebró en la capital noruega.
Noruega ha sido facilitador del diálogo entre la dictadura de Nicolás Maduro y la oposición venezolana. Sin embargo, la delegación del chavismo se retiró de las negociaciones celebradas en México en protesta por la extradición de Cabo Verde a Estados Unidos del colombiano Alex Saab, testaferro de Maduro.
Días atrás, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, dijo creer que el régimen de Maduro y la oposición reanudarán las conversaciones. En la clausura de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles a la que no fue invitada ninguna de las partes venezolanas, renovó la disposición de Washington a suavizar las sanciones si Maduro se compromete con la oposición de Juan Guaidó.
Las dos partes “han señalado la intención de reanudar esas conversaciones y negociaciones en la Ciudad de México”. “Esa es la información más reciente que tenemos”, dijo el jefe de la diplomacia norteamericana a periodistas.
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