Científicos del Instituto Max Planck de Microbiología Marina de Bremen (Alemania) descubrieron que debajo de las praderas de pasto marino se encuentran grandes cantidades de azúcares, lo que contribuye a la reducción en el acumulamiento de carbono en el océano, informó la institución científica alemana.
De acuerdo con la investigación, publicada en la revista Nature Ecology and Evolution, los pastos marinos se encuentran entre los depósitos naturales de dióxido de carbono más eficientes del planeta, ya que un kilómetro cuadrado de estos puede almacenar aproximadamente el doble de carbono que los bosques que se encuentran en la superficie terrestre, además de hacerlo 35 veces más rápido. No obstante, recientemente se reveló que los pastos marinos liberan grandes cantidades de azúcar debajo del suelo, en un área donde se encuentran sus raíces, la cual es conocida como rizosfera.
Equiparable a 32.000 millones de latas de refresco de cola
“Estimamos que en la rizosfera de pastos marino en todo el mundo hay entre 0,6 y 1,3 millones de toneladas de azúcar, principalmente en forma de sacarosa”, detalló Manuel Liebeke, jefe del grupo de investigación, agregando que esta cantidad equivale al azúcar presente en “32.000 millones de latas de Coca-Cola”.
La directora del Instituto Max Planck de Microbiología Marina, Nicole Dubilier, explicó que “los pastos marinos producen azúcar durante la fotosíntesis”, ya que la utilizan “para su propio metabolismo y crecimiento” en condiciones promedio de luz. Sin embargo, “las plantas producen más azúcar de la que pueden utilizar o almacenar” cuando hay “mucha luz, por ejemplo, al mediodía o durante el verano”. Posteriormente, estas “liberan el exceso de sacarosa en su rizosfera”.
Los investigadores se preguntaron por qué los microorganismos que se encuentran en estos ecosistemas no ingerían el azúcar que es liberado, cuando estos suelen consumir sacarosa, ya que es fácil de digerir, además de proporcionarles energía. El equipo descubrió así que los pastos marinos “liberan compuestos fenólicos a sus sedimentos” y que estos “fenoles son antimicrobianos e inhiben el metabolismo de la mayoría de los microorganismos”, expuso la científica Maggie Sogin.
Sin embargo, señaló que existe un grupo reducido de microbios que pueden desarrollarse en este tipo de entornos, puesto que no solo tienen la capacidad de digerir la sacarosa y de degradar los compuestos fenólicos, sino también de producir los nutrientes necesarios para crecer, como el nitrógeno.
Por otra parte, Liebeke señaló que los cálculos realizados por los investigadores “muestran que si la sacarosa de la rizosfera de las algas marinas fuera degradada por microbios, al menos 1,54 millones de toneladas de dióxido de carbono se liberarían a la atmósfera en todo el mundo”, lo que equivale “a la cantidad de dióxido de carbono emitido por 330.000 automóviles en un año”.
Los pastos marinos son unos de los hábitats más amenazados del planeta debido a que están disminuyendo de forma rápida en todos los océanos. Se calcula que en algunos sitios, las pérdidas anuales ascienden al 7 %, lo que podría contribuir significativamente en la reducción del carbono capturado.
RT