Por Joel Suriel.- La migración irregular y las parturientas ya no son único eslabón de discordia en las relaciones República Dominicana-Haití, sino que también se suman al clima adverso, la inseguridad y secuestros de ciudadanos en la vecina nación y asuntos geográficos.
Con el reciente llamado de atención del gobierno del presidente Luis Abinader a su par haitiano por el aparente secuestro de un funcionario diplomático dominicano en el vecino país, son varias las veces que ha realizado fuertes llamados al gobierno de Haití.
En los últimos años varios dominicanos han sido secuestrados en Haití, país en el que el clima de inseguridad crece cada día debido a la propagación de bandas armadas que controlan el territorio, lo que ha provocado que las autoridades dominicanas refuercen la seguridad en la frontera.
Recientemente República Dominicana solicitó a Haití dar inicio a una “inmediata investigación” para la liberación “sano y salvo” del consejero agrícola de la embajada dominicana en Puerto Príncipe, Carlos Guillén Tatis, quien habría sido secuestrado el viernes pasado.
El gobierno dominicano denunció que Guillén Tatis habría sido víctima de secuestro en el área de Croix-des-Bouquets, mientras se dirigía vía terrestre al municipio dominicano de Jimaní.
En Haití, los secuestros están a la orden del día ejecutados por bandas armadas que dominan territorios del país, principalmente de Puerto Príncipe.
A finales del año pasado año, un caso que estremeció a la sociedad fue el secuestro de tres camioneros dominicanos en territorio haitiano, los cuales duraron casi dos meses en retención por parte de las bandas.
Los secuestrados fueron Wilson Rodríguez, Luis Díaz y Joel Pineda. Los secuestradores llegaron a pedir 200 mil dólares por la liberación de un solo de los apresados.
Mientras que en febrero del 2021, un equipo cinematográfico dominicano que se encontraba en Haití haciendo una producción para una firma francesa, fue asaltado por un grupo de haitianos que le robaron gran parte de los equipos y secuestraron a varios de los técnicos.
Otro suceso que estremeció a ambos países fue el secuestro del reconocido cardiólogo Pedro Ureña y otros seis dominicanos por parte de un grupo de haitianos en la Carretera Internacional, en la zona fronteriza de Restauración, provincia Dajabón, en el noroeste dominicano.
Además del doctor Ureña, fueron momentáneamente secuestrados: Jonny Aquino, Luis Andrés Cordero, Oscar Valiente, Gilberto Ureña, Joaquín Anico y Diego Cordero, que disfrutaban de un recorrido en motocicletas. Fueron retenidos por los haitianos que protestaban porque a uno de sus compatriotas le habrían despojado de una moto en territorio dominicano y luego fueron liberados.
Son varias las veces en que el gobierno y el presidente Abinader han llamado a los dominicanos a no visitar la nación, pedido que se acentuó luego del asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moise, en julio del año pasado.
La tensión entre los dos países se disparó cuando el año pasado, haitianos iniciaron la canalización del Masacre, que divide a ambas naciones por Dajabón y Juana Méndez.
Para entonces, el presidente Abinader lanzó una advertencia a la vecina nación: “Nosotros no podemos permitir que un río, que en este caso es el Masacre, que principalmente nace en la República Dominicana, sea intervenido sin ninguna opinión de la República Dominicana. Eso sencillamente es inaceptable para nosotros”.
HAITÍ CON MAYOR TASA DE SECUESTRO. La vecina nación registra mayor número de secuestros per cápita, con 949 raptos, superior a los 796 raptos perpetrados en 2020. La nación tiene alrededor de 11 millones de habitantes.
Así se desprende del informe sobre el Estado de los derechos humanos en Haití en 2021 elaborado por el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH) bajo el epígrafe “Hegemonía de pandillas y aumento de la delincuencia”.
Entre los secuestrados el año pasado hay 55 extranjeros procedentes de cinco países, aunque las cifras, según expone el propio documento, “no son exhaustivas”, debido, en parte, a que las familias de las víctimas no denuncian el hecho ante las autoridades por haber agentes de la Policía involucrados en los secuestros.
Los bandidos advierten a las víctimas y a sus familiares de las consecuencias de realizar cualquier denuncia pública o policial y existe miedo de represalias o, incluso, de estigmatización social en los casos en los que mujeres raptadas han sufrido violaciones colectivas durante su cautiverio, indica el texto.
Uno de los casos de secuestro en Haití que ha recibido más atención internacional es el de un grupo de misioneros norteamericanos y sus familias, un total de 17 personas, entre ellas cinco niños, raptados el 16 de octubre del 2021 después de visitar un orfanato a las afueras de la capital haitiana.
