Un nuevo estudio publicado en la revista Cell profundizó las características de la denominada dieta de la longevidad, un enfoque múltiple que se basa en diferentes aspectos, como la combinación de alimentos, la ingesta de calorías y los períodos de ayuno.
“Exploramos la relación entre nutrientes, el ayuno, la genética y longevidad en especies con una corta esperanza de vida y relacionamos estos vínculos con estudios clínicos y epidemiológicos en primates y humanos, incluyendo a centenarios”, explicó Valter Longo, profesor de gerontología en la Escuela Leonard Davis de la Universidad de California del Sur, EE.UU., quien trabajó en conjunto con Rozalyn Anderson, profesora de la Universidad de Wisconsin.
Tras analizar toda la información, los investigadores detallaron cuáles son las características más importantes de una dieta óptima: debe incluir una ingesta de moderada a alta de carbohidratos no refinados, una cantidad baja pero suficiente de proteína de origen vegetal y suficientes grasas vegetales que proporcionen cerca del 30 % de la energía que el cuerpo necesita.
Además, indicaron que lo ideal es que todas las comidas del día se realicen en un periodo de 11 a 12 horas, lo que permitiría un período diario de ayuno. Adicionalmente, un programa de cinco días de ayuno, o una dieta que imite el ayuno, cada tres o cuatro meses también puede contribuir a reducir la resistencia a la insulina, la presión arterial y otros factores de riesgo, detallan los investigadores.
Por lo tanto, Longo describió que la dieta de la longevidad podía incluir “muchas legumbres, granos enteros y vegetales, algo de pescado, nada de carne roja o procesada y muy poca carne blanca, muy poca azúcar y granos refinados, buena cantidad de frutos secos y aceite de oliva y un poco de chocolate negro”.
Próximos estudios
El siguiente paso de la investigación será un estudio que incluirá a 500 personas en el sur de Italia, una de las regiones incluidas en las denominadas ‘zonas azules’, donde hay mayor número de personas que superan los 100 años. Entre las localidades con esta característica están Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón) y Loma Linda (California, EE.UU.).
Por otro lado, según Longo, las recomendaciones generales de la dieta de la longevidad establecidas deben pasar a ser individuales, en función del sexo, la edad, el estado de salud y la genética. Por ejemplo, los estudios demostraron que a partir de los 65 años es recomendable aumentar el consumo de proteínas para hacer frente a la fragilidad y a la pérdida de masa corporal magra.
“La dieta de la longevidad no está destinada solo a perder peso, sino que es un modo de vida enfocado en frenar el envejecimiento, que puede complementar la atención médica estándar y, tomada como medida preventiva, ayudará a evitar la morbilidad y a mejorar la salud en edades avanzadas”, concluyó el especialista.
RT